Adrián García Aguirre / Cdmx
*En 1859 se convirtió en el presidente más joven de México.
*Mandatario conservador a los 27 años de edad.
*El 13 de septiembre de 1847 defendió el Castillo de Chapultepec.
*Entre la verdad y el mito; pero luchó contra Benito Juárez.
*José Fuentes Mares lo definió como el “Macabeo”.
*Fue fusilado en Querétaro con Maximiliano y Mejía.
Los Niños Héroes, sin duda, a uno de los grandes y emblemáticos mitos nacionales de la historia patria, pues el episodio que protagonizaron se ha contado desde una narrativa nacionalista y patriotera.
No obstante, no todo lo relacionado con este acontecer es popular, y tal es el caso Miguel Miramón, el cadete olvidado de lo que en los libros de Historia de México se llama “la gesta heroica del Castillo de Chapultepec”.
Durante el siglo XIX, México fue un país acechado e invadido en diferentes ocasiones por países imperialistas como España (1829), Francia (1838 y 1861-1867) y Estados Unidos (1846-1848), estos últimos perpetrando en 1846 su acción con el pretexto de que militares mexicanos habrían traspasado en Texas la soberanía del país vecino.
Tal infundio sirvió de inicio para la guerra de intervención, con la cual la República perdió más de la mitad de su territorio en una guerra injusta, como dijere Ulises Grant, uno de ,os generales de la Unión Americana, posteriormente mandatario electo.
Aunque el verdadero motivo respondía a los intereses expansionistas y usurpadores de los políticos y empresarios estadounidenses respaldados por la Doctrina Monroe, aquella que señalaba que América era para los americanos; es decir, sólo para ellos.
¿ Los Niños Héroes en realidad existieron ?. Esa es la pregunta que se hacen los estudiosos de nuestros aconteceres históricos, que los colocan entre la verdad y el mito
La guerra de 1847 se desarrolló favorablemente para los invasores debido a su evidente superioridad militar, para el 14 de septiembre de ese año ya se encontraban en el Zócalo de la capital para poner fin a su conquista bélica.
Antes de ello se efectuó una de las batallas que generó todo tipo de leyendas y mitos, el enfrentamiento desigual en el castillo que empezó la tarde del 12 de septiembre de 1847, cuando los estadounidenses ya se encontraban en las faldas del cerro de Chapultepec.
En ese lugar, entre tropas mexicanas y cadetes del Colegio Militar estaban pertrechados apenas 832 efectivos, mientras que los usurpadores contaban con siete mil hombres.
Los estadounidenses comenzaron a bombardear el Alcázar del castillo desde el 12 de septiembre y lanzaron el asalto definitivo el 13, día en que se conmemora este hecho histórico en el que los cadetes pasaron a la historia.
Empuñaron las armas y dieron sus vidas, Juan de la Barrera, subteniente de veinte años recién cumplidos; y los cadetes Juan Escutia, de la misma edad; Agustín Melgar, de 18 años de edad; Fernando Montes de Oca de 18 años; Vicente Suárez, de 17 años; y Francisco Márquez, de 14 años, el menor de los seis.
¿ Los discursos posteriores a la invasión estadounidense tergiversaron este suceso? En ocasiones con se hizo con fines patrioteros y dizque nacionalistas, interpretaciones que se erigieron como leyenda o mito histórico y heroico.
Para otros pensadores, se dejó casi en el olvido episodios llamativos, como el caso de Miguel Miramón, el “Niño Héroe olvidado” que sobrevivió el asalto de los americanos; pero ¿quién fue él?
Miguel Gregorio de la Luz Atenógenes Miramón y Tarelo, nacido en la Ciudad de México en 1831, fusilado junto con el general Tomás Mejía y Maximiliano de Habsburgo el 19 de junio de 1867 en Querétaro, fue un militar conservador con una notable trayectoria.
Llamado el “Macabeo” por el escritor chihuahuense José Fuentes Mares, se biografía podría comenzar a sus 18 años, pues estuvo no solamente en episodios como la batalla de Chapultepec, sino en otros durante la Guerra de Reforma, y en la instrumentación e implementación del llamado segundo Imperio mexicano.
En la guerra entre liberales y conservadores, entre 1858 y 1861, actuó como segundo jefe y posteriormente como primer jefe del Ejército conservador, derrotando en múltiples ocasiones al ejército de los liberales que comandó Benito Juárez.
Ese joven ex cadete fue nombrado Presidente interino de México por el Partido Conservador en 1859, en el contexto de la ejecución del Plan de Tacubaya que tuvo como cara visible a Félix Zuloaga, el cual tenía como finalidad derogar la Constitución juarista de 1857.
A tan corta edad, Miguel Miramón ha sido el presidente más joven de México en su historia, y durante los siguientes dos años lideró a la facción conservadora que se empeñó en una lucha in cuartel contra Juárez.
No obstante, los liberales fueron derrotados por quien sería llamado Benemérito de las Américas, y en esa condición posteriormente se exilió junto a Juan Nepomuceno Almonte -hijo de José María Morelos- y José María Gutiérrez Estrada.
Si bien Miramón estaba del lado conservador, él no fue parte de las negociaciones para traer a un monarca extranjero, regresando al país hasta 1867, después del sitio y ocupación de Querétaro por cuenta del general Mariano Escobedo.
A este héroe republicano le correspondió ejecutar y cumplir con el capítulo trágico del cerro de las Campanas, en el año de su fusilamiento y el de Maximiliano de Habsburgo y lo que ambos -y Tomás Mejía- representaron para los suyos.
En su vasta correspondencia con su esposo, Concha Lombardo de Miramón escribió que al salir humillantemente humillado y vencido el ejército francés, Miramón ya se había puesto a las órdenes de Maximiliano de Habsburgo, quien quedó totalmente debilitado junto con las fuerzas conservadoras mexicanas, y de esta manera ser capturado ante la rendición de Querétaro.
Antes de su ejecución, Miramón y Mejía escucharon decir al efímero emperador austriaco la siguiente frase esa mañana tibia del 19 de junio de 1867: “Que mi sangre cierre las heridas de mi nueva patria, ¡Viva México!”.
Tales fueron las últimas palabras del Habsburgo, con el “Macabeo” como testigo.
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