La economía mexicana presenta desafíos que no pueden ser ignorados
Por Edgar González
El Servicio de Administración Tributaria (SAT) informa que la recaudación tributaria alcanzó 4 billones 954 mil 682 millones de pesos en el ejercicio de 2024, lo que representa un incremento de 436 mil 952 millones de pesos en comparación con 2023, es decir, un crecimiento real de 4.7 por ciento. Con estas cifras, los ingresos tributarios superaron lo programado en la Ley de Ingresos de la Federación 2024, al cumplir en un 100.3 por ciento.
En 2024 se recaudaron 2 billones 684 mil 495 millones de pesos por concepto de impuesto sobre la renta (ISR), un crecimiento de 177 mil 263 millones de pesos más respecto al ejercicio anterior, lo que representa un incremento de 2.2% en términos reales. Por impuesto al valor agregado (IVA) se obtuvo un billón 407 mil 983 millones de pesos, es decir, 41 mil 400 millones de pesos más, mientras que por impuesto especial sobre producción y servicios (IEPS) se registró una recaudación de 628 mil 364 millones de pesos, lo que representa 183 mil 262 millones de pesos más en términos nominales respecto a 2023, esto es un crecimiento real de 34.8 por ciento.
El peso mexicano, se levanta; lleva 3 sesiones consecutivas de recuperación.
Este comportamiento, nos dice, Quasar Elizundia, Estratega de Investigación de Mercados en Pepperstone, se sustenta en la debilidad del billete verde, impulsada por sorpresas positivas. Sin embargo, la moneda mexicana enfrenta importantes retos internos que podrían influir en su trayectoria a corto plazo. Los datos de inflación en EU han ofrecido un respiro a los mercados. Tanto el IPP general como la inflación al consumidor subyacente sorprendieron a la baja, con esta última situándose en un 3.2%, por debajo de las expectativas. Si bien la inflación general repuntó ligeramente al 2.9%, este panorama ha apoyado ligeramente las expectativas de una postura de política monetaria menos agresiva por parte de la Reserva Federal.
Esta perspectiva, que anticipa una menor presión de mantener por mucho tiempo elevadas las tasas de interés, ha contribuido a la apreciación del peso. La relativa moderación en las presiones inflacionarias en EU ofrece un contexto favorable para las monedas emergentes, incluido el peso mexicano.
No obstante, la economía mexicana presenta desafíos que no pueden ser ignorados. La Inversión Fija Bruta de octubre registró una caída interanual del 4.5%, impactada por un marcado declive en el sector de la construcción, que experimentó una contracción del 11.6% anual, según cifras del INEGI. Este dato, junto con la contracción mensual del 0.7% en el Consumo Privado, revela la existencia de vientos en contra para la economía interna. La debilidad en la inversión y el consumo interno genera una perspectiva negativa para el peso en el corto plazo, contrarrestando parcialmente el impulso proveniente del exterior.
Mirando hacia el futuro, la atención se centra en la publicación de los datos de ventas minoristas en México el próximo martes. Un resultado negativo podría ejercer presión adicional sobre el peso. A nivel internacional, las expectativas de recortes de tasas por parte de la Fed en 2025 y, especialmente, la próxima inauguración presidencial en Estados Unidos, podrían aumentar la volatilidad en los mercados de divisas.
Este último factor, en particular, genera incertidumbre y podría afectar a las divisas de riesgo, ejerciendo presión sobre monedas como el peso. La incertidumbre política en EU añade un elemento de volatilidad que los mercados de divisas deberán asimilar.