Ha llegado la hora de trazar líneas rojas para poner fin a la impunidad autoritaria que aqueja nuestra región y amenaza crecientemente nuestra democracia
Por Daniel Zovatto
Esta es la triste imagen que proyecta América Latina al exterior y que surge de la ilegítima juramentación del dictador Maduro el pasado 10 de enero: una cumbre de tres patéticos dictadores latinoamericanos: el cubano Miguel Díaz-Canel, el nicaragüense Daniel Ortega y el venezolano Nicolás Maduro.
Por ello, el caso venezolano se erige como una advertencia muy preocupante y peligrosa para la región, demostrando que incluso en pleno siglo XXI una dictadura puede consolidarse impunemente mediante el fraude electoral, la represión sistemática y el respaldo militar, sin enfrentar consecuencias reales debido a la inacción de los organismos internacionales y la complacencia, indiferencia o ambigüedad de ciertos gobiernos de la región.
Ha llegado la hora de trazar líneas rojas para poner fin a la impunidad autoritaria que aqueja nuestra región y amenaza crecientemente nuestras democracias.