CDMX.- «Me volví versátil por no saber decir nunca que no. Cuando me preguntaban si sabía bailar, decía que sí. […] Si me preguntaban si sabía cantar, decía que sí. Eso me obligó a prepararme en todos los terrenos de la actuación», comentó en una entrevisa la diva del cine mexicano, Silvia Pinal, quien murió el 28 de noviembre 2024 y fue despedida en Bellas Artes, donde ayer se le hizo un homenaje de cuerpo presente y cientos de personas hicieron fila para despedirla.
Sus hijas Alejandra Guzmán y Silvia Pasquel la despidieron con sendas palabras de amor, de cariño y de tristeza por la madre, la mujer, la artista que deja su lugar en la Tierra: «irrepetible faro de luz bella madre».
Silvia Pinal nació en 1931, empezó su carrera artística en 1948 y al siguiente año participó con un papel secundario en la película El pecado de Laura. Su trayectoria prosiguió en los años 50 en la llamada Epoca de Oro del Cine Mexicano, cuando son inolvidables sus participaciones en películas como El rey del barrio (1950), Un rincón cerca del cielo (1952), Yo soy muy macho (1953), Un extraño en la escalera (1954), El inocente (1956), y Locura pasional (1956). No obstante, logró la consagración artística y obtuvo reconocimiento internacional en la década de los sesenta, gracias a una trilogía de películas dirigidas por Luis Buñuel, que fueron: Viridiana (1961), El ángel exterminador (1962), y el largometraje Simón del desierto (1965).
Es considerada como una pionera del teatro de comedia musical y de la televisión mexicana. También incursionó en la política, fue miembro del PRI, fue legisladora y primera dama de Tlaxcala. Se casó cuatro veces: Rafael Banquells, Gustavo Alatriste, Enrique Guzmán y con Tulio Hernández, gobernador de Tlaxcala de 1981 a 1987.
De 1986 a 2007, fue presentadora y productora de la serie de Televisa: Mujer, casos de la vida real, programa que alcanzó un alto estatus por el lapso que estuvo vigente.
La artista vivió como una diva en su mansión del Pedregal, construida por el arquitecto Manuel Rosen sobre 2 mil metros cuadrados, le alcanzó para tener alberca olímpica y jardines interiores que tanto le gustaban, incluso junto al cuarto de baño. La hermosa casa está valuada en 65 millones de pesos. Además de icónica, guarda todo tipo de arte, incluido el cuadro que le pintó Diego Rivera.
Además de sensual y bella es un placer verla actuar siempre con sus aires de inocencia fingida, es considerada como una pionera del teatro de comedia musical y de la televisión mexicana. Adicionalmente, incursionó como política y fue legisladora. De 1986 a 2007, fue presentadora y productora de la serie de Televisa Mujer casos de la vida real, programa que alcanzó un estatus de culto.
Según sus propias declaraciones, la película favorita de Silvia Pinal fue «Simón del Desierto», en donde actúa con Luis Buñuel (su musa preferida) en el papel de tentadora, ya que a toda costa quiere atraer y hacer pecar a Simón, un cristiano asceta que vive en lo alto de una columna.
Pero ya cada quien escoja su película favorita de esta diva sensual e inocente que filmó más de cien películas con actores famosos como Pedro Infante, Tin Tan, Cantinflas, Pedro Armendáriz, Chavela Vargas, Mario Almada, Andrés Soler, Marga López, Carmen Montejo, Fernando Rey, Francisco Rabal, Claudio Brook, Enrique Alvarez Félix, Tulio Demicheli, entre otros artistas. Fue amiga del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, del pintor Diego Rivera y de cantantes como José José y Juan Gabriel.
Silvia Pinal Hidalgo nació el 16 de septiembre de 1931 en Bucareli 102, Ciudad de México,134 siendo hija de María Luisa Hidalgo Aguilar y Moisés Pasquel. Su madre quedó embarazada a los quince años de edad. Moisés Pasquel no quiso reconocer a Silvia, y esta no supo quién era su padre hasta que tuvo entre nueve y diez años.18 Por parte de su padre biológico, tuvo tres medios hermanos, pero nunca se relacionó con ellos ni con otros familiares de Pasquel.
Cuando Silvia tenía cinco años, su madre se casó con Luis Pinal Blanco, un periodista, militar y político veinte años mayor que ella. Este reconoció a Silvia como su hija y le dio su apellido.
Desde niña, Silvia disfrutaba escribir y recitar poesía. Cursó sus primeros estudios en el Colegio Pestalozzi de Cuernavaca y luego en el Instituto Washington en Ciudad de México. Aunque tenía aspiraciones artísticas, su padre insistió en que aprendiera «algo útil». Así, estudió mecanografía, lo que le permitió trabajar como secretaria en Kodak a los 14 años.
Con el deseo de estudiar ópera, comenzó a prepararse con una profesora particular y luego con el profesor Reyes Retana. Su primer acercamiento al mundo artístico se dio al participar en un certamen de belleza, donde obtuvo el título de Princesa Estudiantil de México. En su coronación, conoció a los actores Rubén Rojo y Manolo Fábregas.
Mientras estudiaba bel canto, trabajaba como secretaria en los laboratorios farmacéuticos Carlos Stein. En la academia de música, audicionó para un papel en la ópera La traviata, pero no fue seleccionada. Este fracaso la llevó a inscribirse en cursos de actuación en Bellas Artes, donde fue alumna de Carlos Pellicer, Salvador Novo y Xavier Villaurrutia. En 1947, debutó como extra en la obra teatral Sueño de una noche de verano de William Shakespeare.
Silvia continuó trabajando en la empresa farmacéutica, pero en el departamento de publicidad. Su jefe, al saber de sus estudios de actuación, la animó a participar en comedias radiofónicas en la XEQ, donde debutó con la comedia Dos pesos la dejada, junto a Luis Manuel Pelayo y Carlota Solares.
En la estación de radio conoció a publicistas que la invitaron a unirse a una compañía teatral experimental. Su primera obra fue Los caprichos de Goya, dirigida por Rafael Banquells, con quien inició una relación laboral y sentimental. Banquells logró que Carlos Laverne les permitiera usar el Teatro Ideal para sus montajes, y Silvia debutó con la obra Nuestra Natacha, junto a figuras como Emperatriz Carvajal, Patricia Morán, y Miguel Manzano. Su primer protagónico fue en Un sueño de cristal.