Artículo de opinión escrito por Benito Solis, Presidente del Comité de Propuesta Económica de Coparmex | Vía @ElFinanciero_Mx
Las elecciones en México no se refieren solo al cambio del presidente de la República y muchos otros puestos. Cada vez es más claro que se elegirá un nuevo sistema económico del país.
Las elecciones del próximo fin de semana en México, no se refieren solo al cambio del presidente de la República y muchos otros puestos más, sino cada vez es más claro que se elegirá un cambio profundo del sistema económico del país. La destrucción o falta de nombramientos en diversos organismos autónomos, la reducción en sus presupuestos, el debilitamiento de varias secretarías de Estado, así como la eliminación de los recursos en fondos con objetivos determinados, como el Fonden, son solo algunos síntomas de la concentración de facultades y de decisiones en el Poder Ejecutivo. Esto cambia el esquema de las últimas décadas, en donde diferentes decisiones las tomaban cuerpo colegiados y autónomos de grupos técnicos y expertos en diferentes temas.
La situación en México me recuerda lo que sucedió en 2016 en Gran Bretaña con el Brexit, ya que el 51.9 por ciento votó que prefería salirse de la Unión Europea, mientras que el 48.1 por ciento pensaba que era mejor quedarse. Destacó que aquellos que más se perjudicaban, como los jóvenes, los más educados y los habitantes de las ciudades fueron los que menos votaron. Hoy en día las encuestan indican que fue una mala decisión retirarse de la UE, ya que mientras solo el 31 por ciento opina que fue mejor, el 55 por ciento piensa que fue un error. Los datos confirman que fue mala decisión, ya que la inflación y el costo de la vida es más elevada que en el continente, la economía inglesa se ha reducido, hay una pérdida de empleos y casi medio millón de ingleses salen de su país cada año para vivir en otro lado.
La historia de la humanidad muestra que existen diversos esquemas de operación de la economía y aunque no hay sistemas puros, se pueden dividir en tres grandes grupos: 1) Los sistemas tradicionales; 2) los de mando y 3) los basados en el funcionamiento del libre mercado o de precios. Los llamados tradicionales se desarrollan a lo largo de varios siglos e incluso milenios, apoyados en el esquema de prueba y error. Decisiones de qué y cuándo sembrar y cosechar depende de la época del año; qué cazar y qué plantas usar para comer y para curarse, etcétera. Aquí tenían un papel relevante los ancianos y los sacerdotes que interpretaban las señales de la naturaleza y de las divinidades. Las sociedades eran muy poco flexibles y con poco dinamismo. Como ejemplo actual están las sociedades que se rigen por esquemas de usos y costumbres o los regímenes religiosos.
Los sistemas económicos llamados de mando son aquellos donde una persona o grupo de personas indican a la población qué hacer y producir, cuándo hacerlo y cómo distribuirlo. Los dirigentes tienen esa atribución por razones religiosas, de herencia o por el uso de la violencia. Las sociedades avanzan en función de la capacidad y del control del grupo dirigente, por lo que es común que no tengan un gran incentivo para mejorar. Aquí destacan gobiernos comunistas o dictatoriales como Cuba, Venezuela y anteriormente Europa Oriental.
El sistema de mercado, a diferencia de los anteriores, está basado en la libertad de los individuos, limitada por la libertad de los demás y por una serie de reglas y leyes que propician la convivencia de la sociedad. Las decisiones se toman con base en un sistema de precios, que resume la cantidad de demanda que tiene la sociedad por todos los productos y servicios, así como su disponibilidad. Por su parte, los individuos reciben los beneficios de sus correctas decisiones, pero también deben de pagar los costos de las decisiones erróneas.
Este sistema ha demostrado que proporciona la mayor creación de riqueza, así como mayor dinamismo de las economías y la mayor movilidad. Los principios que la rigen son la competencia, la división de los poderes públicos, el uso de la ley para resolver conflictos y otros más. La elección de esta semana no es entre individuos, sino entre dos sistemas económicos: uno basado en el concepto de la libertad, con sus restricciones y otro de un gobierno basado en la concentración del poder. De esta elección dependerá el tipo de país del futuro.