Pablo Cabañas Díaz
Cuando en 1803 Alejandro de Humboldt llegó a México tuvo mucho más interés en la situación contemporánea que en la historia prehispánica, preparando su obra que denominó: “Ensayo político sobre el Reino de la Nueva España”, publicada por primera vez entre 180 y 1814 en francés.
En el diario de viaje, publicado por primera vez en 1990, se encuentran algunas notas del erudito alemán sobre los antiguos documentos que él pudo estudiar en las diferentes instituciones virreinales. En ese texto Humboldt da a conocer los manuscritos de Lorenzo Boturini copiados por un monje franciscano, entre ellos una historia de la Nueva España.
No conocemos todos los detalles de la vida de Boturini, ni la fecha concreta de su nacimiento ni la de su muerte, a pesar de que existen estudios más intensivos desde mediados del siglo XX. Se ha obtenido y utilizado información proveniente especialmente de la declaración personal del mismo coleccionista frente a la administración virreinal.
Basándose en informes de Francisco Clavijero, Humboldt buscó en vano los restos de la colección de Boturini de documentos prehispánicos en el archivo virreinal. Humboldt encontró originales de la colección de Boturini, en lamentables condiciones de descuido. Anotó en su diario que solamente existieron tres paquetes gruesos. Humboldt constató que gran parte de los materiales estaban despedazados. Se han buscado los restos de la colección de Boturini comparando su catálogo descriptivo con los documentos difundidos. Se sabe que después de la muerte de Boturini diferentes científicos aprovecharon su material. Entre ellos se encuentra como uno de los primeros Mariano Fernández de Echeverría Veitia (1718-1779) quien le había prestado ayuda a Boturini durante su estancia en Madrid.
Antes de 1800 gran parte de la colección había pasado a manos del Padre José Antonio Pichardo (1748?-1812) y de Joseph Marius Alexis Aubin y una parte fue incorporada como “Colection Aubin-Goupil” a la Bibliotheca National de París. El Museo Nacional de Antropología conserva 42 manuscritos que pertenecieron a la colección de Boturini. Otros manuscritos se encuentran en el Archivo histórico del Instituto Nacional de Antropología e Historia, dependiente del propio Museo y algunos están en la Biblioteca Nacional de México.
Basándose en informes de Clavijero, Humboldt habría buscado 500 documentos sobre la historia mexicana, que se guardaban en la planta baja del palacio virreynal en condiciones de adversas. El virrey Juan Vicente Güemes Pacheco de Padillo, conde de Revillagigedo (1789/1794) había quitado el archivo de este cuarto debido a que allí los papeles se habían deteriorado con la humendad. En esa habitación inmunda habrían echado los códices y en ese sitio Humboldt constató que gran parte de los materiales estaban despedazados. Ahí se perdió gran parte de nuestro sentido histórico.
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