*Efectivamente se articuló la narrativa política con el discurso y las ganas de ganar, de no defraudar, para lo que necesita empezar a ser otra, pero no debe perder esa esencia que cautiva a los ciudadanos y desconcierta a individuos como AMLO, quien no le encontraba asidero para desplumarla
Gregorio Ortega Molina
La sonrisa franca, abierta, sin el acartonamiento de los políticos tradicionales; la respuesta a botepronto, pero certera, con las palabras adecuadas, justas, como gustan a los mexicanos simples (bíblicamente hablando), sin esa simulación del que siempre oculta una doble y hasta triple intención.
Xóchitl Gálvez venció y convenció a buena parte de la sociedad, por comportarse ante el reto como lo había hecho durante su vida. Fue lo que nos convenció y venció. Sin embargo, el desafío es grande, se trata de rescatar a México, recuperar la verdad, dar su justo valor a la vida, tan despreciada y depreciada por las políticas públicas, para disfrutar de la libertad a plenitud. Intuyo, lo veo en los videos, en el atuendo, en el gesto, que la tarea que está dispuesta a realizar la “apantalla”, porque requiere de otro talante, incluso de otra manera de vivir y convivir, la modificación de conductas y hábitos. Pero muchos mexicanos no queremos perder el modelo original.
¿Dejará de exigir que se cumpla su derecho de réplica en La Mañanera? Obvio su vida adquiere otro valor, el político, el del compromiso por la libertad y con quienes confiamos en que haga modificaciones serias al modelo político en México, restablezca la independencia del Legislativo, fortaleza al Judicial, nos regrese el INE y los órganos desconcentrados y autónomos, que nos haga sentirnos orgullosos de ser mexicanos, pues la idea de patria y el proyecto de nación fueron sepultados por la demagogia y la incuria de quienes hoy están al mando de los asuntos públicos, deseando no irse a “La Chingada”, ese rancho de utopía.
¿Puede ser candidata triunfante y oficiar de primera presidenta de la República, sin borrar la alegría de vivir y la sonrisa en los labios? ¿Puede tomar las más pesadas y sombrías decisiones de orden político en seguridad, justicia, economía, salud, y asumir sin chistar la responsabilidad personal, histórica e intransferible?
Efectivamente se articuló la narrativa política con el discurso y las ganas de ganar, de no defraudar, para lo que necesita empezar a ser otra, pero no debe perder esa esencia que cautiva a los ciudadanos y desconcierta a individuos como AMLO, quien no le encontraba asidero para desplumarla.
Debe, ya, recurrir a sus fortalezas éticas y morales, a esas que recibió y cultivó cuando ayudaba a su madre; debe comportarse como cuando recibió su título profesional y el mundo se le ensanchó, con la diferencia que hoy se le abre para ayudarnos a los mexicanos defraudados por la 4T.
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