El trabajo del director japonés es un referente indispensable que ha emocionado por generaciones en su historia centenaria
Por Mario Marentes
Un pequeño pueblo japonés, dedicado al sake y a la seda, se encuentra desolado por la encarnizada batalla entre dos grupos criminales. Dicha localidad encontrará la salvación en un Samurai errante y desconocido que utilizará su afilada mente para provocar el fin de ambas bandas rivales.
Es la película Yojimbo: El mercenario de Akira Kurosawa, que pese a los años mantiene intacta su esencia y su cuidada atención a los mínimos detalles; permiten transportar a la audiencia mediante la imaginación, a una época histórica de la nación nipona en la cual el brillo de la espada y la valentía de los guerreros Samurai eran aspectos de la vida cotidiana.
“A veces me piden decir algo a la audiencia en la premier. Honestamente no tengo nada que decir, porque puedes ver mi mensaje en la pantalla”, dijo el director de cine Akira Kurosawa en una histórica conversación que mantuvo con el ahora también legendario director de animación Hayao Miyazaki.
El protagonista, quien se identifica únicamente así mismo como Sanjuro (treintañero), llega por azares del destino al pueblo en donde Seibei, el jefe del crimen organizado en la región se niega a legar el negocio a quien fuera su mano derecha, Ushitora. Lo que provoca una confrontación a muerte cuya única ganancia es para la industria funeraria.
La pelea ha provocado que ambos grupos contraten a bandidos de otras latitudes y que toda la economía legítima se encuentre detenida. Situación que trajo consigo pobreza y falta de oportunidades para el resto de la desafortunada población.
“Así que el trabajo de director es muy peculiar. Porque llegamos a conocer mucha gente así. Y no la volvemos a ver. Los llegamos a ver como actores aquí y allá. Pero no como los personajes. Un día estaba terminando de filmar la película Dodesukaden y estaba en medio del set de filmación. Solo estaba esperando un auto. Miré alrededor y pensé: wow nunca los veré de nuevo. Miré de nuevo el set de filmación el cual nunca volveré a ver de nuevo. Es indescriptible. Estaba como: Realmente esto es todo ¿cierto? Y recordando todos los sets de filmación. Tuve el mismo sentimiento. Es una ocupación muy extraña” comentó Akira Kurosawa en la plática con Hayao Miyazaki.
Sanjuro al ser sumamente hábil con el sable es visto como un aliado indispensable tanto para el bando de Seibei como para el de Ushitora. Por lo que el astuto Samurai usará ese recurso para empezar a exacerbar el conflicto con el fin de terminar con ambos grupos delictivos y liberar por fin al pueblo secuestrado por aquel trágico conflicto.
“Tenemos a un encargado de los efectos de sonido muy talentoso, llamado Minawa-Kun. Él pone atención a los mínimos detalles. Incluso dos escenas consecutivas con lluvia, podías escuchar el cambio, conforme las escenas cambian. Personas como él son los héroes no reconocidos. Si tú respetas los pequeños detalles, entonces la audiencia definitivamente sentirá la diferencia” mencionó Kurosawa desde su casa ubicada en la prefectura de Shizuoka a un joven Hayao Miyazaki.
“Cuando estamos disfrutando la toma con buen humor. Los intérpretes nos muestran su mejor actuación y cara a la cámara. Por lo que siempre le digo al equipo: No estén muy tensos o lo veremos en la pantalla. Hay que divertirnos . Así que la toma está llena de risas. Y creo que es necesario. Cuando el equipo está batallando, puedes verse en la pantalla. Puedo ver: su trabajo no es divertido. Los intérpretes se ven extraños” compartió Akira Kurosawa a Miyazaki en la charla titulada: Enamorarse y vivir del cine.
Este filme es una recomendación para aquellas personas que busquen conocer los pilares en los cuales se sostiene la grandiosa historia del cine internacional. Siendo el trabajo del director japonés Akira Kurosawa un referente indispensable de este medio que ha hecho emocionar a diferentes generaciones a lo largo de su historia centenaria.