*Hamás dista mucho de ser un movimiento económicamente autónomo y política e ideológicamente independiente. Hay que voltear los ojos a Irán y los acuerdos que este Estado islámico tiene con Rusia y Vladimir Putin. Pero no les importa, ni idea tienen de lo que es la resiliencia y la gentrificación, sus “otros datos” los llevan a esperar confiados en que tendrán sus 72 vírgenes esperándoles en el paraíso
Gregorio Ortega Molina
El fundamentalismo coránico linda con el fanatismo, lo que no sucede con los ortodoxos hebreos. La promesa los guía, y están dispuestos a morir matando. Señalan los especialistas que “desde el siglo X hasta nuestros días, la doctrina tradicional de gran parte de los eruditos musulmanes coincide en señalar que Dios bendecirá de modo especial a los «mártires de la yihad» con siete señales o recompensas. Una de ellas es la concesión a los varones de 72 mujeres vírgenes”.
El fanático fundamentalista toma distancia de la realidad, porque no coincide con sus aspiraciones ni lo que él entiende como camino de redención. Quiere redimirse, no salvarse. ¿De qué?
Sólo él se entiende, pues para adecuar su comprensión del mundo a sus exigencias emocionales (no espirituales, nunca) construye su alteridad en “los otros datos”, porque de otra manera cómo lograr que sus prosélitos continúen creyendo en su palabra, cuando las estadísticas indican que los hechos que deseó modificar, superaron su fuerza, su razón, sus recursos, su entendimiento. Ni siquiera con el “Detente” pudo enfrentarse a esa realidad que lo descoloca.
Son precisamente esos fanáticos los que actúan como terroristas, los que se convierten en arma dúctil en las estrategias de los imanes, de los ideólogos del Islam, de esos yihadistas decididos a que sean otros los que fallezcan en su lugar, pues como bien señaló Javier Marías en Tu rostro mañana, siempre es preferible que muera el que está a tu lado.
Así tienen diseñada la reingeniería social los que desean que la IA determine el reordenamiento económico, y saben que para lograrlo necesitaban, con urgencia, de un complemento bélico al que se desarrolla en Ucrania y los olvidados (por la información) conflictos políticos y sociales de África.
Hamás dista mucho de ser un movimiento económicamente autónomo y política e ideológicamente independiente. Hay que voltear los ojos a Irán y los acuerdos que este Estado islámico tiene con Rusia y Vladimir Putin. Pero no les importa, ni idea tienen de lo que es la resiliencia y la gentrificación, sus “otros datos” los llevan a esperar confiados en que tendrán sus 72 vírgenes esperándoles en el paraíso.
Su cometido es matar infieles, aunque para ello tengan que morir matando.
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