Por Alejandra Pérez Bernal
LA TEMPORADA de invierno se perdió para todos los acapulqueños. El turismo en Guerrero quedó en el marasmo y está destrozado por los daños, aun incalculables, que dejó el huracán Otis.
Habrá esperanza hasta dentro de 6 meses, por lo menos, para más de un millón de da damnificados que quedaron si casa, sin negocios, sin bienes, sin trabajo y sin esperanza.
Acapulco que es de vocación netamente turística, obtiene de los hoteles, restaurantes y prestadores de servicios el 80% de sus ingresos. Alrededor de 1.5 millones de personas conforman su Población Económicamente Activa (PEA), pero también existen otros 800 mil acapulqueños que viven en la informalidad pero que también se nutren de la actividad turística.
De ese tamaño es el problema de Acapulco hoy en día, y para recomponerlo se necesitan tiempo y recursos, no actos de rapiña en donde la autoridad queda en entredicho.
Ya hay muestras de solidaridad, tanto del país como de exterior, como lo demuestran las acciones de la Cruz Roja, la UNAM y entidades de la sociedad civil que han entregado despensas y donativos, así como los apoyos monetarios anunciados por diversos organismos financieros internacionales y bancos multilaterales.
Pero ello no bastará para resarcir el daño que dejó Otis. Se necesitan más esfuerzos, más recursos, más planes de reconstrucción y sobre todo solidaridad nacional. Ya se han visto en el pasado esas muestras de cariño entre mexicanos.
Acapulco estaba en pleno proceso de recuperación, tras los desmanes que ha causado el crimen organizado. Había costado mucho trabajo revertir la mala imagen que arrastraba dicho destino turístico.
Se lograron inversiones multimillonarias en la zona diamante, que fue una de las más afectadas por Otis; se invirtió en el aeropuerto, en el maxitunel para hacer más confortable el traslado hacia el Acapulco tradicional.
Muchos eventos se habían fortalecido, como el Tianguis Turístico que se realiza cada 2 años; el Abierto de Tenis, que provocó la construcción de la Arena GNP, y muchísimos festivales que se habían tornado tradicionales.
Acapulco necesita la solidaridad. No queremos quedarnos ni repetir en 6 meses las palabras del presidente de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (CONCANACO SERVYTUR México), Héctor Tejada Shaar, quien expresó su profunda preocupación por la falta de seguridad reportada por los empresarios de Guerrero tras el huracán Otis, ya que los empresarios formales, lo que dan empleo y generan recaudación, “no han recibido respuesta ni asistencia de las autoridades militares, federales, estatales y locales”, aunque hable del saqueo de sus negocios, pero ya sabemos que tampoco les han brindado estímulos de ninguna clase ante las tragedias..
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@AlejandraBernal
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