*No es una exageración sostener que la memoria y la presencia de las ánimas de sus muertos, los escondidos en el alud de estadísticas, bajo sus alfombras y los clósets de las encuestas y la fama, que los convierten en el gobierno casi más aprobado, apapachado y famoso del mundo, regresan para desestabilizar su conciencia, su sensibilidad, como también indican las encuestas electorales que dan un triunfo holgado a Claudia Sheinbaum, y son pagadas para mentir
Gregorio Ortega Molina
De alguna manera, ayer debieron honrar a sus fieles difuntos los tarambanas de la 4T, durante su último dos de noviembre, antes de que una mujer los disfrace a ellos de catrinas.
Tienen despojos en las fosas clandestinas, fallecidos cuando los abrazos ocuparon el lugar de los balazos, muertos en los hospitales y en los hogares por las equívocas decisiones del doctor muerte, Hugo López Gatell; también van a su cuenta los alcanzados por el hambre cuando prefirieron terminar las obras insignia del Faraón, antes que cuidar que los mexicanos pudieran alimentarse; se suman a los niños que debido a la falta de medicamentos contra el cáncer se murieron en brazos de sus padres, y también aquellos que no pudieron ser vacunados por las enfermedades que parecían erradicadas o, al menos, controladas. Ya ni mencionamos el saldo de “Otis”.
Y claro, nunca podrán eludir la responsabilidad de los muertos de Lagos de Moreno, de Malpaso, Zacatecas, de la estación migratoria de Ciudad Juárez, de los que creyeron llegar al paraíso, y fueron bajados de los lomos de La Bestia para ser sumados a los sicarios de los barones del narco.
Tampoco podrá olvidarse de esa muerte prematura que lo llevó a cobijarse bajo el amparo de Payambé López Falconi, porque cuando el poder se va, se lleva con él, con su fuerza, al Detente de todos los milagros, más poderoso que el esotérico bastón de mando, mayestático falo para indicar quien es el que manda.
No es una exageración sostener que la memoria y la presencia de las ánimas de sus muertos, los escondidos en el alud de estadísticas, bajo sus alfombras y los clósets de las encuestas y la fama, que los convierten en el gobierno casi más aprobado, apapachado y famoso del mundo, regresan para desestabilizar su conciencia, su sensibilidad, como también indican las encuestas electorales que dan un triunfo holgado a Claudia Sheinbaum, y son pagadas para mentir.
Las ánimas de la 4T, sumadas a las del presidente de la República, a las de López Gatell, a las de la negligencia en la política migratoria, a las del olvido de la necesidad de hacer respetar las garantías individuales.
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