LOS ÁNGELES, CALIFORNIA.- A lo largo de su dilatada y fructífera carrera profesional, Katharine Hepburn se convirtió en una de las figuras más aclamadas del teatro estadounidense, recibió cuatro premios Oscar (además de ser nominada a otros ocho), y se ganó a pulso su consideración de icono de mujer independiente y moderna. Su espíritu indomable la encumbró, pero también trajo de cabeza a Hollywood y hasta le granjeó cierta fama de persona intratable y testaruda.
De acuerdo con el portal CINEMANÍA, La estadounidense nunca tuvo un agente de prensa, a menudo se negaba a colaborar con los publicistas de los estudios cinematográficos y pasó años sin conceder una entrevista a los medios. A principios de los cuarenta fortaleció su reputación de exigente mujer de negocios cuando adquirió una historia llamada La mujer del año (1942) y se empeñó en conseguir que el actor Spencer Tracy la coprotagonizara.
Hepburn y Tracy no se conocían de nada hasta ese momento, así que la actriz le abordó en los estudios de la MGM antes de empezar a rodar aquella comedia romántica y le dijo “Tracy, lo siento, pero me parece que soy un poco más alta que usted”, a lo que él respondió “No se preocupe, Hepburn, ya haré que se ponga a mi altura”.
Las chispas saltaron durante el rodaje de un filme en el que interpretaron a dos periodistas peculiares que se enamoran. La química entre los actores traspasó la pantalla, y pronto se empezó a rumorear que Hepburn mantenía algo más que una relación profesional con Tracy, que estaba casado y era padre de dos hijos.
Su mujer Louise y él llevaban muchos años viviendo separados, pero el actor, por la estricta educación católica que había recibido, no se planteó nunca el divorcio.
El atormentado intérprete también era un hombre alcohólico que sufría regularmente ataques de ansiedad, depresión e insomnio. “Kate descubrió en Spencer lo que siempre le atraía de los hombres: dolor, lucha y confusión, algo demasiado irresistible”, comentó William J. Mann, biógrafo de la actriz.
“En este caso, Tracy necesitaba su ayuda y siempre que veía un hombre en esa situación no podía evitar ayudarle en esa vuelta a la normalidad. Se enamoraba de estos hombres e intentaba salvarlos. Empezó con su hermano Tom [al que a los catorce años encontró ahorcado en un ático] y después llegaron [su amante] Phelps Putnam, [su pareja] Howard Hughes y, por supuesto, Spencer Tracy”.
Algunos amigos y familiares de Hepburn han llegado a comentar que la actriz siempre acataba la voluntad de Tracy y se dejaba avasallar por él, lo que chocaba con su aparente espíritu libre. Además, la gran dama del Hollywood clásico empezó a rechazar papeles por estar con él, hasta el punto de que, durante un tiempo, solo apareció en las películas que ambos protagonizaban (y que les consagraron como el mejor dúo cinematográfico).
Durante varias décadas, los actores llevaron su historia en secreto. Nunca compartieron techo, siempre reservaban suites de hotel separadas cuando viajaban juntos, y Hepburn jamás trató de presionarlo para casarse. Aunque también hay quien piensa que aquello fue una simple tapadera para ocultar la verdadera orientación sexual de ambos.
En este sentido, Scotty Bowers, que pasó décadas facilitando encuentros sexuales a las estrellas, aseguró en su documental Scotty y los secretos de Hollywood (2017) que más de una noche buscó mujeres para que pasaran la noche con Hepburn, y luego se acostó con Tracy ebrio.
Lo que sí coinciden en señalar los distintos biógrafos de Hepburn es que la actriz no se separó del lado de su compañero y aceptó ejercer de enfermera de un hombre que en su última etapa padeció enfisema y diabetes. “Prácticamente dejé de trabajar para estar a su lado y que él no se preocupara ni se sintiera solo”, afirmó una vez la actriz.
Pese a la delicada situación, el cineasta Stanley Kramer pudo convencer a la dupla para que rodara Adivina quién viene esta noche (1967), la última de las nueve películas que hicieron juntos, en la que interpretaban a una pareja liberal blanca cuya hija lleva a casa a su prometido negro. La salud de Tracy empeoró a medida que avanzaba la película. Tanto es así, que el equipo tenía que rodar sus escenas entre las nueve y las doce de la mañana, porque después de esa hora el actor ya no aguantaba.
Una mañana de junio de 1967, apenas unos días después de terminar el rodaje, Tracy se estaba preparando una taza de café cuando sufrió un repentino ataque al corazón. Fue Hepburn quien lo encontró muerto en el suelo de la cocina. La actriz no quiso acudir al funeral del actor por respeto a su familia, y tampoco habló públicamente de su relación hasta después de la muerte de Louise, en 1983.
Cuando entonces un periodista le preguntó por qué había estado tanto tiempo con Tracy, dadas sus circunstancias personales, Hepburn respondió: “Sinceramente no lo sé. Solo puedo decir que nunca podría haberle dejado. [Pasamos] 27 años juntos en lo que para mí supuso la felicidad absoluta”.
AM.MX/fm
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