Por Roberto Vizcaíno
TRAS LA PUERTA DEL PODER
No hay vuelta atrás, Marcelo Ebrard va como candidato presidencial de Movimiento Ciudadano. Será el tercero en discordia, al lado de Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum. Acordado en corto, eso se oficializará el 20 de enero ha dicho Dante Delgado.
Con un 20 o 30 por ciento de preferencias, el excanciller es una opción competitiva en la sucesión de su examigo y exaliado, Andrés Manuel López Obrador.
Bien podría ganar. Es lo que su análisis y datos ciertos le indican.
Ebrard no es para nada un loco iluminado o un mesías populista como AMLO. No. Es un animal político con la mayor experiencia de poder dentro y fuera de México.
Durante sus casi 40 años en el sector público, fue de los más cercanos a Carlos Salinas y a Andrés Manuel López Obrador. Los conoce racional, política y psicológicamente.
Tuvo en Manuel Camacho Solís al mejor mentor político.
Ebrard cuenta con neurona fría, y una lectura altamente calificada de su realidad, y la de México, y esa le dice que sí puede ser Presidente de México.
Él y Ricardo Monreal son hoy los únicos que cuentan dentro de Morena con representantes en los 300 distritos y las 5 circunscripciones del país. Y sabe que no todos en Morena son chairos.
Tiene además a su lado al más eficiente operador de Big Data, redes y medios en el mundo, el mismo que creo la plataforma de Cambridge Analitycs que logró el Brexit y el triunfo de Trump en 2016, y casi lo hace de nuevo en noviembre de 2020. Este operador de la WEB le puede aportar los puntos que necesita para ganar en junio de 2024.
El otro plus invaluable de Ebrard en este reto es Dante Delgado quien, dolido, resentido contra AMLO ha decidido ser la llave de la candidatura presidencial del excanciller. Una llave única, última, para poder participar con posibilidades reales en esta contienda.
Delgado, como Ebrard, lo han vivido todo en política. Fueron aliados de AMLO. Lo ayudaron a llegar y este los traicionó. Con edades similares –Ebrard cumplirá 64 el 10 de octubre / Dante tiene 72-, su reto común hoy es llegar a Palacio y al Poder.
Dante -como Ebrard cuando fue Jefe de Gobierno del DF- apoyó al tabasqueño como líder de MC con cientos de millones de pesos y lo acompañó comprometida, política, partidariamente desde el 2000 en dos elecciones presidenciales para que, al llegar a Palacio, ni siquiera lo recibiera. Ahora AMLO sabrá el tamaño de Dante como el enemigo que despreció.
EBRARD, SU FORMACIÓN
Marcelo Ebrard, desde muy joven (quizá 24 -26 años de edad) acompañó a Manuel Camacho por los vericuetos del poder desde mediados de los 80. Todo para ellos arranca en la subsecretaría de Desarrollo Regional con Salinas como titular de la dependencia.
Los 2 –Camacho y Ebrad– van luego en la Sedatu en 1986 para atender a damnificados del terremoto de 1985. De ahí a la secretaria general del PRI en el DF mientras Camacho opera desde la se cretaría general del PRI y la Cámara de Diputados la validación de Salinas como Presidente a fines de 1988.
Con Salinas Presidente, Ebrard es secretario General de Gobierno con Manuel Camacho como Jefe de Gobierno. Ahí, en las tomas del Zócalo, trata por primera vez con Andrés Manuel López Obrador como activista del naciente PRD. Hay versiones que ahí corrieron muchos millones de pesos entregados en maletas por Ebrard a AMLO. Sólo ellos saben si eso es cierto, o chisme.
Ante su fracaso por la postulación de Luis Donaldo Colosio, Camacho se lleva a Ebrard como subsecretario de Relaciones Exteriores y luego a la mesa de negociación del Gobierno Federal con el EZLN en Chiapas.
Fuera del PRI, siempre al lado de Camacho, Ebrard va al Verde Ecologista como diputado federal. Ambos crean el Partido del Centro Democrático. Y establecen una alianza política con AMLO entonces presidente del PRD.
Camacho declina en marzo de 2000 en favor de Andrés Manuel López Obrador, candidato del PRD a Ciudad de México y eso consolida la vinculación entre los tres: AMLO, Camacho y Ebrard. De 2000 a 2002, Ebrard es parte del consejo de asesores de AMLO donde se da cuenta de las enormes limitaciones del tabasqueño.
De ahí va como secretario de Seguridad, y de Desarrollo Social, para finalmente ser sucesor de AMLO como Jefe de Gobierno de la CDMX entre 2006 al 2012.
NADA QUE VER ENTRE UNO Y OTROS
El rápido recuento de cargos, asociaciones y hechos es sólo para mostrar que Ebrard no es para nada como AMLO. Que es un político con gran experiencia y proceder programático, táctico y estratégico.
Hoy, a 252 días de la elección del domingo 2 de junio de 2024, Ebrard tiene en AMLO no sólo a un muy peligroso contendiente, pero a la vez muy predecible, muy limitado, y muy conocido por él.
En el paquete va una candidata del oficialismo, Claudia Sheinbaum, políticamente muy inexperta como enclenque. Y en la oposición, la senadora hidalguense Xóchitl Gálvez, muy carismática e inteligente, pero igual sin gran experiencia política y electoral.
Ninguna de ellas tiene la mínima comparación con la carrera y experiencia de Ebrard.
Con 8 meses a su favor, y un calendario electoral oficial apenas por iniciar el domingo 12 de noviembre próximo, Ebrard -como todos los demás participantes- entrará a una precampaña del domingo 10 de diciembre al viernes 2 de febrero de 2024, para ir al registro de candidatos presidenciales entre el jueves 15 y jueves 22 de febrero de 2024 e iniciar campaña presidencial formal el viernes 1 de marzo hasta el miércoles 29 de mayo de ese año. Y concluir en la elección del domingo 2 de junio del 2024.
Hoy todo son expectativas y posibilidades. Todo ahora es posible, pero esta candidatura ya es un hecho: Ebrard es el tercero en discordia para el 2024.
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