Y después de todo, comprendí
que quien te quiera en su mundo
te recogerá en mil pedazos y aún así
pensará que eres la pieza más perfecta jamás creada.
No habrá nada que te falte
porque entre tus
quiebres, heridas y añicos
encontrará tu oculta, inexplicable y aún viva y feliz belleza.
Poema: Kintsugi, del libro Aquel Refugio Azul
Ilustración: Bárbara Heredia