Rajak B. Kadjieff / Moscú, Rusia
*Rusia destruirá su más poderosa nave nuclear.
*Fue diseñada y perfeccionada por la Unión Soviética.
*Se trata del submarino atómico clase Dimitri Donskoy.
*Inspiró la novela Octubre Rojo de Thomas Clancy.
*La obra fue adaptada para una película con Sean Connery.
*Belgorod K-329, el temible encargo de Vladímir Putin.
La Marina de Rusia anunció en febrero de 2023 que en el curso de ese año destruiría el sistema de armamento más letal jamás creado por la entonces Unión Soviética; es decir la increíble y gigantesca máquina del juicio final que integró a su arsenal de la Guerra Fría.
“Con realismo extremo, inspiró mi novela y la película Octubre Rojo, estrenada en 2001 con regular éxito en Rusia y Estados Unidos”, dice el escritor Thomas Clancy, quien eligió al actor británico Sean Connery para el papel protagónico, dando lugar a la cinta del mismo nombre.
El Typhoon fue el primer submarino de la clase Dimitri Donskoy y el mayor navío de ataque nuclear en el mundo, equipado con dos centenares de cabezas nucleares, mortífero titán que, en pocos segundos, podría haber evaporado al hemisferio occidental con sólo apretar un botón.
Al contrario que en aquel filme, el submarino ha terminado en secreto en su base naval de Severodvinsk, en el mar Blanco, la puerta del Mar de Barents, cerca del Círculo Polar Ártico, justo donde comienza la película protagonizada por el Agente 007, invento novelesco del ex espía Ian Fleming.
Ahí, junto con otros dos submarinos de su misma clase — que los soviéticos bautizaron como Akula — espera su destrucción al final de 2023 después de haber fallado su último objetivo: la permanencia en servicio hasta el 2026 como anunció en 2021 la agencia oficial de noticias rusa.
¿Razones desconocidas? No se conoce el motivo por el que estos submarinos van a ser eliminados antes de completar su vida proyectada, aunque es posible que la razón sean las deficiencias de las fuerzas armadas rusas que han salido a la luz durante la guerra en Ucrania.
Por ejemplo, su buque insignia — el portaaviones Almirante Kuznetsov — está varado en dique seco debido a las serias dificultades a las que la Marina rusa se ha enfrentado durante su renovación.
La nave no tiene capacidad de desplazarse por sí misma gracias a unos arreglos y reformas que han sido un desastre: “Se esperaba que la renovación del buque ampliase su potencial de combate y vida útil por otros quince años, pero el proceso se ha visto obstaculizado por accidentes, incendios y corrupción”.
Es lógico pensar que los submarinos Akula hayan sufrido los efectos de la destartalada maquinaria militar rusa y sus problemas de mantenimiento, pero sea cual sea la razón, la realidad es que Rusia, como apunta la revista Newsweek, ha perdido la joya de la corona de la Marina soviética.
El TK-208 Dimitri Donskoy era el último submarino activo de los seis Proyecto 941 Akula que se fabricados en la década de 1980: tres ya pasaron por el desmantelamiento y los otros dos, el TK-17 Arkhangelsk y el TK-20 Severstal, ahora esperan el mismo destino junto con el Dimitri Donskoy.
Permanecieron en un dique seco desde 2005,y el submarino está equipado con múltiples Bulava (mazo, en ruso), el último modelo de misil balístico intercontinental ruso.
Antes había llevado veinte enormes R-39 Rif, con diez cabezas nucleares cada uno. Básicamente, este submarino Typhoon tenía la capacidad de destruir toda Europa y la costa oeste de los Estados Unidos sin despeinarse.
Aunque esta formidable nave soviética está ya camino de la eliminación, obviamente los rusos no se quedan sin la capacidad submarina en su triada nuclear, pues hay otros vehículos con misiles nucleares — como la clase Borei — y la nueva joya de la corona es el submarino Belgorod.
Variante de la clase Oscar, el Belgorod K-329, encargado por Vladímir Putin, es capaz de lanzar torpedos atómicos Poseidón, una de las armas del “juicio final” a decir de los jefes militares del Kremlin.
Como diseño modificado de la clase Oscar II, entró en servicio el 8 de julio de 2022 y es mayor que el Typhoon, con una eslora de 184 metros contra 174, y una autonomía de 120 días a una profundidad máxima de medio kilómetro por debajo del nivel mar.
Es un submarino de ataque que no lleva misiles nucleares sino el dron Poseidón, un gigantesco torpedo intercontinental con cabeza atómica que puede, en teoría, destruir cualquier objetivo costero o un grupo naval completo con un tsunami radioactivo.
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