Segunda y última parte
Por Avelino Granados *
El escenario político-electoral que el presidente Andrés Manuel López Obrador preveía para estas fechas no es el que se había imaginado. De acuerdo con la visión que tenía, actualmente él ya estaría muy tranquilo, continuando con su discurso retórico para sus seguidores y sus agresiones verbales hacia sus opositores, mientras observaba el despegue de su candidata y que culminaría en un “día de campo” en los comicios presidenciales del 2024. Pero las circunstancias cambiaron, por dos razones principales.
Primero, su idea de adelantar los tiempos electorales no le resultó. Esa decisión condujo a la candidata y candidatos de Morena, obviamente incluida su elegida Claudia Sheinbaum, a sufrir un desgaste discursivo que no prendió en las masas populares, sumado a las pugnas entre sus llamadas “corcholatas”, principalmente entre Marcelo Ebrard con Sheinbaum. Esa preocupación ha hecho que López Obrador relegue los problemas centrales del país, como los magros resultados de su fallida estrategia de combate a la inseguridad, por enfocarse en una burda pelea política demostrando su obsesiva intención de mantener el poder a cualquier forma.
Aunque sus carcajadas persisten ante sus chistes de mal gusto, lugares comunes o las burlas hacia quien no opine como él, la verdad es que, durante sus conferencias mañaneras, frecuentemente sus risas se transforman en gestos adustos y serios. Sus expresiones de nerviosismo son mucho más frecuentes, ya sea que se rasque una oreja, se moje los labios con la lengua, se toque la nariz, se rasque la mejilla o manotee con movimientos que nada tienen que ver con las frases que expresa. Definitivamente, los resultados, no son como los había previsto.
Mientras el país se hunde en una espiral de violencia, el presidente prefiere utilizar su perorata reiterativa argumentando que la inseguridad que se vive es herencia del pasado y el desastre que dejaron Felipe Calderón y Genaro García Luna. Por tanto, su solución a la problemática seguirá siendo discursiva, atacando verbalmente a sus oponentes o defendiendo los anti didácticos y doctrinarios libros de texto gratuitos. Y cuando se le acaba la argumentación, continuará arremetiendo contra los medios de comunicación renegando aún del supuesto fraude de que fue objeto en el 2006.
Y, segundo, tampoco le resultó su estrategia de querer ser el que “destapador” de los posibles candidatos presidenciales de la oposición. Entre carcajadas presentó en su conferencia mañanera del 12 de octubre del 2022 la lista que, según él, podrían ser los posibles candidatos. Con sarcasmo y risotadas respaldadas por sus youtuberos que asisten a sus conferencias al mando del vocero presidencial Jesús Ramírez Cuevas, presentó en la pantalla los nombres de 42 políticos, comunicadores y gobernadores sin un orden especial. Se burló por Igual de Chumel Torres, Enrique de la Madrid, Carlos Loret de Mola, Santiago Creel, Beatriz Paredes, Denise Dresser, etc. Y hasta el último sitio, con el número 42 de su lista, estaba Xóchitl Gálvez. Todo, sin saber que, en efecto, ahí se encontraba lo que más temía.
Es decir, nunca se imaginó que la oposición se blindaría con una estrategia que le ha resultado positiva con la creación del Frente Amplio por México, con el respaldo de los tres principales partidos opositores, PAN, PRI y PRD. Y que de ahí surgiría precisamente la causa de su nerviosismo, el fenómeno Xóchitl Gálvez, con lo que se opacaron sus risotadas burlonas, para dar paso a las agresiones, denostaciones y burdas críticas hacia la senadora hidalguense.
Mientras insiste en reiterar que “vamos bien”, las ejecuciones, los enfrentamientos y ataques con bombas y drones de las bandas criminales continúan en varios estados del país, derivando de las encarnizadas luchas que mantienen diferentes cárteles por hacerse de más territorios y empoderando cada vez más a la delincuencia organizada.
*Especialista en temas de seguridad.
PULSO DEL PODER: Las carcajadas del presidente – VOCERO