Pablo Cabañas Díaz
El resultado electoral del pasado 13 de agosto ha causado enorme sorpresa en Argentina. El economista Javier Milei fue el inesperado ganador de las elecciones primarias del 13 de agosto pasado. Milei y su agrupación “La Libertad Avanza” lideran la carrera presidencial con más del 30% de los votos. Por detrás quedaron las dos fuerzas que han gobernado durante las últimas dos década a ese país: el macrismo -Juntos por el Cambio-, con cerca del 28% de los votos, y la coalición oficialista peronista-kirchnerista, “Unión por la Patria”, con más del 27%. La vasta mayoría de encuestas le daban al excéntrico Milei alrededor del 20% de intención de voto, diez puntos por detrás de las otras dos coaliciones que, juntas, han protagonizado la llamada “grieta”, que ha dividido políticamente a ese país en los últimos 20 años.
La victoria de Milei se explica en virtud de que Argentina cerrará el 2023 con el dólar y la inflación en niveles más altos que los estimados, hace apenas unas semanas. Los expertos insisten que el país está destinado a tener la economía con peor desempeño de América Latina este año. El dólar oficial cerraría el 2023 en $452. En la encuesta realizada en los primeros días de agosto, los especialistas de Latin Focus ven el peso argentino terminando el 2023 en $ 458 por dólar y cerrando el 2024 en $ 922 por dólar.
Estos comicios parecen expresar el fin del ciclo que comenzó en 2003 con el triunfo de Néstor Kirchner y que nadie sabe cómo terminará. ¿El peronismo se encamina a una derrota histórica o logrará revertir los pronósticos más pesimistas de aquí hasta octubre?, ¿Cuántos argentinos están dispuestos a lanzarse al vacío de la mano de un candidato “anarcocapitalista” como Milei ?. Cristina Kirchner pronunció, con la habilidad discursiva que la caracteriza, su “renuncia” tras ser condenada en primera instancia por “administración fraudulenta en perjuicio de la administración pública”. Dijo que prefiere ir presa lo que no ocurrirá a ser una“mascota” del grupo mediático Clarín, su enemigo número uno. Consideró que su condena es parte de la guerra judicial y que se trata incluso de un “fusilamiento judicial” destinado a proscribirla. En palabras y gestos remitió así al peronismo histórico: a la renuncia de Eva Perón en 1951, ya enferma, a ser candidata a vicepresidenta. Con ello, buscó colocar al peronismo detrás de su defensa político-judicial. El actual mandatario, Alberto Fernández, no logró trazar un rumbo. Las tensiones quedaron en evidencia en varias oportunidades, la más importante de ellas con el acuerdo logrado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para renegociar la deuda tomada por Mauricio Macri, que el kirchnerismo rechazó por considerar que el país volvía a perder su soberanía frente al organismo. Alberto Fernández poco tiene que hacer en una elección contra Milei, un rara avis de la política argentina. Este economista y diputado de 52 años comenzó a hacerse conocido después de 2016 ,en programas televisivos como el “economista del peinado raro”, se destacó por su estilo virulento, su estética rockera y sus posiciones “anarcocapitalistas”, que atrajeron el apoyo de numerosos jóvenes. En medio de la frustración social con la crisis económica, el creciente rechazo a los políticos tradicionales, y cierta nostalgia por la estabilidad macroeconómica de los años noventa, Milei ocupa hoy el primer lugar, con el 30% de los votos y un apoyo socialmente transversal, con mayor peso entre las clases medias. ¿Será este “libertarismo” un fenómeno pasajero o se arraigará en el paisaje político regional?. La agenda electoral está marcada, como en otros países de la región, por dos grandes temas: inflación e inseguridad. Ambos problemas hoy tienden a beneficiar en la elección a Milei.
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