Las calificadoras y el disgusto del Ejecutivo
Por Gerardo Flores Ledesma
EL JUEVES 22 de junio, la Junta de Gobierno de Banco de México se reunirá para tomar su decisión de política monetaria y ese mismo día el INEGI dará a conocer la cifra de inflación de la primera quincena de junio.
La mayoría de los analistas financieros ya descontaron que no habrá movimiento alguno en tasas de interés, así que nos quedaremos en 11.25%.
Lo importante del caso, además del optimismo que quiere representar el Banco de México, será la guía prospectiva del comunicado y la previsión que tienen los miembros de la Junta sobre la duración de la fase pasiva del ciclo monetario.
Con un rendimiento de 11.25% en la tasa de referencia de Banxico podemos asegurar que los endeudamientos de las familias mexicanas, debido a créditos bancarios, no cederán en los próximos meses, y el júbilo del instituto central sobre una menor presión en inflación sólo quedará en el comunicado, porque siguen al alza los precios de cientos de productos de consumo básico y necesario.
Respecto a la inflación de la primera quincena de junio, se anticipa una variación quincenal de 0.14% para dejar la lectura anual en 5.32%.
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TODO MUNDO, en el ámbito financiero, se pregunta si las agencias calificadoras como Fitch, Moody’s y S&P, han logrado desactivar el enojo del presidente López Obrador, quien desde antes de tomar el poder consideraba a dichos entes financieros como “no profesionales ni objetivos” cuando decidían rebajar o degradar la nota crediticia del país o de paraestatales como Pemex y, además, había que pagarles elevadas igualas anuales en dólares.
Hay que recordar que en junio de 2019, AMLO acusó a las calificadoras de hacerse de la vista gorda al evaluar deuda de los gobiernos anteriores. Justo en ese año, la relación con las agencias calificadoras atravesaba su peor momento, luego de la baja que Fitch y S&P hicieron a la deuda soberana del país, al colocarla en “BBB”, y con ello degradaba la nota de Pemex.
En abril de 2020, el Ejecutivo lanzó más acusaciones a las calificadoras porque nuevamente rebajaron la nota de México. En esa ocasión comentó: “No son la Biblia… al menos en el caso de México».
Por esa razón, es difícil entender que la Secretaría de Hacienda, en un comunicado, subraye su gusto y aceptación por la ratificación de la calificación de Fitch para la deuda soberana de largo plazo de México en BBB-, si hace 3 años estábamos en BBB y eso fue lo que motivó el disgusto de AMLO.
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