Siegfried Hitz
 
La agitación política de disparó al día siguiente de la elección en el EDOMEX. El señor López, líder máximo, convocó a reunión de precandidatos y principales cabezas de Morena y su equipo. Les informó las reglas del juego para la designación de la candidatura, manteniendo la unidad del partido. El tabasqueño atendió desde luego la petición de Ebrard de renuncias y piso parejo para todos. Pero el piso es más parejo para ella, que no es leal, es
¡abyecta!
Decidirán por encuestas. Seguro con los encuestadores que instrumentaron la cancelación del NAIM. Atole con un dedo muy democrático. En las fotografías publicadas de la reunión, Marcelo lejos en el extremo y Claudia, al centro, junto a él. Sabe bien que Ebrard ya en el poder, no lo seguiría. Pretende apoyar a su preferida, evitando que él migre a otro partido.
Las reglas obligan a las “corcholatas” a renunciar a sus puestos y los amordaza: prohibidos debates, críticas, descalificaciones y confrontaciones entre ellos. No pueden expresar y confrontar ideas, como en las democracias. Ni dar opiniones o entrevistas a medios no afines a Morena.
Gobernadores y funcionarios de Morena no podrán apoyar a precandidatos, cuando ya varios gobernadores y secretarios de estado se habían decantado por Claudia. La semana previa Sergio Salomón, gobernador de Puebla le organizó un evento masivo de apoyo con 40,000 acarreados. Eso aceleró la renuncia de Ebrard. Ella en cambio, esperará hasta el 16 de junio, para asistir el 15 a un inocente evento masivo en el Monumento a la Revolución.
Todo para crear SU candidata. El proceso que apenas inician, es antidemocrático e ilegal como acostumbran, y seguirá. Su “mejor” candidata, su creación, enfrentará a la oposición y continuará su 4T.
Los críticos perciben a la oposición pasiva, desorientada, sin rumbo. Y más, tras haber perdido el EDOMEX. Sí, el PRI que era el ícono de la hegemonía del siglo
 
XX, perdió su bastión. Desde 2018 es ya un partido menor. Las encuestas ya pronosticaban que perdería, aún con la aportación de sus dos aliados.
La Alianza Opositora, diseñada para enfrentar a Morena, denotó debilidad porque los dos socios del PAN se reducen cada día, son más lastre que beneficio. Adicionalmente, la imagen del “partidazo” del siglo pasado sólo se asocia con corrupción y fraudes, causante de muchos males que aún hoy sufrimos. A su propio presidente el régimen actual le tiene expedientes legales para chantajearlo. No es socio fiable.
El PRD estuvo a punto de perder el registro en 2018, aportó en el EDOMEX 2.9% de votos, La imagen del fracaso.
Partidos desprestigiados, no inspirarán al voto, dan armas a los contrarios. El PAN sólo, puede ser una alternativa viable. Pero una alianza con perfil de éxito, sólo puede ser con el ascendente MC. Juntos o separados, requieren de un candidato que hoy no tienen. El público percibe que el ilegal adelanto del presidente le da ventaja y que no hay tiempo de levantar una candidatura de oposición.
Es lo contrario, es desventaja exhibir ya a su candidata, la hace vulnerable a pesar de los recursos del estado. En la oposición hay excelentes candidatos listos, pero no antes de tiempo. Serían vulnerables al ataque de la fiscalía, como Anaya.
¿Será tarde ya? Veamos antecedentes. Fox tenía en noviembre de 1999, 33% de preferencia contra 47% de Labastida que contaba con el peso del partido hegemónico de 70 años. En julio de 2000 FOX ganó. En agosto de 2005 Calderón era conocido sólo por 30% contra 91% del Peje, tras años en campaña.
Entre enero y julio se formaron esos dos candidatos que ganaron en condiciones tan adversas como la actual. Un candidato con adecuado perfil puede hacerse triunfador en seis meses. Será importante en 2023 establecer las reglas del juego y seleccionar uno entre magníficos candidatos.
¿Por los partidos? No. Esta debe ser una campaña de la ciudadanía para defender a México de la destrucción. Habrá que convocar a los partidos a sumarse, para juntos hacer frente.
 
La materia prima lista. Destacadamente: José Ángel Gurría, Ildefonso Guajardo, Mauricio Kuri, Mauricio Vila, Enrique de la Madrid, Xóchitl Gálvez, Salomón Chertorivsky. Y hay más.
Hay cómo y hay con quién. Hay mucho que luchar por México.
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