Por José Luis Gallego; divulgador ambiental @eocogallego
La agricultura regenerativa está experimentando un esperanzador auge en todo el mundo. Y cabe reseñar lo de esperanzador porque esta modalidad de cultivo propone detener el avance de los grandes monocultivos y revertir los daños medioambientales que vienen causando desde hace más de un siglo las malas prácticas de la agricultura industrial.
Además de agotar los suelos y contaminar el aire y el agua, los métodos agrícolas intensivos representan la segunda fuente de emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial y suponen una de las principales causas de la pérdida de biodiversidad que sufre el planeta.
Viñedo de Mas La Plana, DO Penedès, propiedad de Familia Torres.
En sentido contrario, la agricultura regenerativa propone revitalizar los suelos para recuperar la fertilidad de la tierra y alcanzar así un sistema de producción de alimentos más seguro, sostenible y resiliente a la crisis climática, en armonía con la naturaleza del entorno y en alianza con la biodiversidad que acoge.
Mediante la agricultura regenerativa los terrenos de cultivo pueden absorber tanto carbono atmosférico o incluso más que los bosques para almacenarlo en este caso en el suelo y transformarlo en nutrientes. Además, contribuye a preservar los recursos hídricos, al evitar el lixiviado de agroquímicos, y consigue mejorar la resistencia de los rendimientos agrícolas a las plagas sin recurrir al uso de plaguicidas, ofreciendo alimentos saludables y fomentando el avance de la economía circular en el medio rural.
Todos estos principios aparecen recogidos en los numerosos manuales que, con mayor o menor extensión, se vienen publicando al respecto desde hace unos años. Sin embargo, antes de iniciarnos en su estudio, creo oportuno recomendar la lectura de una pequeña obra, tan modesta en tamaño como colosal en contenidos, que me regaló un buen amigo del Penedès hace unos años. Me refiero al libro ‘La revolución de una brizna de paja’ publicado Masanobu Fuzuoka en otoño de 1975 y editado en castellano por editorial Descontrol.
Cuando era joven, Masanobu Fukuoka abandonó su hogar en el Japón rural y viajó a la ciudad de Yokohama para estudiar la carrera de edafología, especializándose en microbiología y fitopatología. De ese modo, quien años más tarde crearía el célebre ‘método Fukuoka’ para una agricultura natural empezó estudiando la ciencia que trata de la naturaleza y las condiciones del suelo en su relación con las plantas.
Pero más allá de convertirse en el texto de referencia para la iniciación en la agricultura natural y regenerativa, la lectura de “La revolución de una brizna de paja” nos ofrece una nueva visión de la relación del ser humano con la naturaleza mediante una agricultura honesta, consciente y estrechamente vinculada con el cuidado del planeta.
Como se señala en el prólogo del libro, la agricultura natural procede de la salud espiritual del individuo. Considera que el sanar la tierra y la purificación del espíritu humano son un mismo cometido y propone un tipo de agricultura que acaba siendo una forma de vida para unir ambos procesos.
En sus páginas, Fukuoka nos ofrece puntos de vista que han acabado por convertirse en textos mil veces reproducidos en manuales de permacultura, incluso en libros de aforismos. La mayoría tienen que ver con la relación de respeto que debe guardar el agricultor hacia la tierra, pero también hay frases que son pura filosofía. Estos son algunos ejemplos:
“El lema para el agricultor en su trabajo es: sirve a la naturaleza y todo irá bien”
“Las malas hierbas juegan su papel en construir la fertilidad del suelo y en equilibrar la comunidad biológica, por eso, y como principio fundamental, las malas hierbas deben ser controladas, no eliminadas”
“Realmente, no es la técnica de cultivo el factor más importante, sino la posición mental que adopte el agricultor”.
“La enfermedad aparece cuando la gente se aparta de la naturaleza. La gravedad de la enfermedad es directamente proporcional al grado de separación”.
“No hay tiempo en la agricultura moderna para que un agricultor escriba un poema o componga una canción”.
“Una gran variedad de hierbas y plantas significa que una mayor variedad de nutrientes esenciales y micronutrientes quedan a disposición de los cultivos
“Mientras que la conciencia de cada uno de nosotros no se transforme de una manera fundamental la contaminación no cesará”.
“Los abonos químicos se aplican en grandes cantidades, de las cuales sólo una pequeña fracción es absorbida por las plantas de los campos. El resto es lixiviado y arrastrado en disolución hacia los manantiales y ríos. Por eso la contaminación del agua en el Japón proviene en la mayor parte de los productos químicos utilizados en agricultura”.
Para impulsar la agricultura regenerativa en el cultivo de la vid, se creó en 2021 la Asociación de Viticultura Regenerativa. Su principal propósito es unir esfuerzos para impulsar un cambio de paradigma en la gestión de los viñedos en todo el mundo. Un nuevo modelo de viticultura que contribuya a regenerar los suelos de manera natural y aumentar su productividad, a frenar la erosión y detener el avance de la desertificación. Que permita fomentar la biodiversidad y la conservación de la naturaleza mediante el manejo responsable de la viña y que ayude a mitigar el cambio climático recuperando el ciclo del carbono.
Este mismo año ha entrado en vigor la certificación internacional Regenerative Viticulture Alliance (RVA), un nuevo estándar en viticultura regenerativa que reconoce los esfuerzos de los productores en la acción climática a través de una viticultura comprometida con el cuidado del medio ambiente, con un impacto positivo en la recuperación de los suelos, la biodiversidad, el ciclo del agua y la fijación de carbono.