Adrián García Aguirre / CDMX
Otras monedas surgieron antes y durante el segundo imperio.
Llegaron a estar entre las más bellas del mundo.
Ya hacían referencia al “águila o sol” de los “volados”.
En la época prehispánica, el cacao sirvió moneda para hacer intercambios comerciales en toda Mesoamérica y, todavía durante los primeros años del Virreinato, fue importante al grado establecerse diferentes equivalencias de esa mercancía en reales de plata; pero el cacao llegó a ser falsificado debido a su valor económico y comercial.
Fue durante la conquista que se creó la moneda virreinal y con ello se fundó la Casa de Moneda de México que comenzó sus labores en 1536 por órdenes del rey de España.
Durante tres siglos, se acuñaron monedas coloniales: primero, del tipo “Carlos” y “Juana”, y más tarde, las “macuquinas”, tipo de monedas acuñadas toscamente en forma manual y a golpes de martillo, método ampliamente utilizado desde el siglo XVI hasta mediados del XVIII.
Fue hasta 1823 que se establecieron las características de las monedas de la República Mexicana. Estas llevaban, en un lado, el escudo nacional, y en el otro, un gorro frigio con resplandores solares. Las palabras “águila o sol” al lanzar una moneda al aire, hace referencia a estas piezas.
Los primeros pesos fueron decretados por Ignacio Comonfort en 1857, cuando se adoptó el sistema decimal para la moneda mexicana. Benito Juárez ratificó esta decisión en 1861 y Maximiliano de Habsburgo ordenó la acuñación de los primeros pesos mexicanos en 1865, generalizándose su uso un año después.
La emisión del peso fue una de las primeras acciones que tomó Maximiliano, quien fue el emperador de México de 1864 a 1867, a propuesta del gobernante de Francia, Napoleón II, autoimpuesto como tal en 1851.
Según la revista Popular Science, el peso mexicano fue la primera moneda del mundo en utilizar el símbolo de $, incluso antes del dólar estadounidense.
Las monedas de Maximiliano de Habsburgo destacaron por su tallado, que era considerado de los más bello que podía haber: en la moneda se veía el perfil del soberano de origen austriaco en el anverso, acompañado por la leyenda Maximiliano Emperador.
En el reverso de la moneda se puede ver el escudo imperial, la leyenda Imperio Mexicano, la denominación y el año; pero el diseño de esas monedas, acuñadas en plata de 10 y 5 centavos, y las de cobre de un centavo, corrió por cuenta de Sebastián Navalón, Cayetano Ocampo y Antonio Spíritu, señala Banxico.
La plata acuñada en moneda era el primer producto de exportación del país, pero no se usó para mejorar la planta productiva, sino para pagar intereses de la deuda externa. A finales del mandato de Comonfort, se hizo un intento por modificar el sistema monetario para adoptar el sistema decimal.
Fue lo que se ordenó por decreto en 1857; pero no se logró su aplicación después de que ese mismo año concluyó su gobierno por un autogolpe de Estado.
Con la llegada de Benito Juárez al poder, y ante la suspensión del pago de la deuda externa, Napoleón III encontró el pretexto perfecto para una intervención militar en toda la línea, aprovechando el apoyo de grupos conservadores mexicanos y poniendo al archiduque austriaco al frente del gobierno mexicano.
Con la caída del segundo imperio y la restauración de la república en 1867 bajo el mando de Juárez, se continuaron acuñando pesos de oro en denominaciones de 20, 10, 5, 2.5 y 1 peso, aunque también durante su gobierno se acuñaron monedas de plata de 1 peso, 50, 25, 20, 10 y 5 centavos, cuyo uso corriente continuó hasta el estallido del movimiento revolucionario en 1910.
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