miradas frías y calientes en el corazón del mundo
Por
Rafael Serrano
“Nosotros, los ucranianos, no tenemos historia. Sólo la historia del Partido. En cualquier caso ya no hay ley en aquel lugar, nadie la gobierna, ni ucranianos ni soviéticos, nadie…“
Neal Ascherson
“La Historia del Mar negro. Del siglo Pericles a la actualidad.”
Según los enterados, en el mundo se libran 17 guerras. Pero ésta, la de Ucrania//Rusia, es la “importante” y va acompañada de una ola mediática hollywoodense que anuda los discursos y las retóricas de la Guerra Fría, el colapso del socialismo real, la hegemonía planetaria del capitalismo y el “fin de la Historia” y los relanza con contenidos recargados (reloaded) y rehechos (re-make). Vivimos una re-significación de la guerra, global, que implican dos procesos: una “des-globalización” y un reordenamiento del mundo. Se ha pasado de la multipolaridad a una bipolaridad regional. Bajo dos narrativas: una caliente convertida en guerra mediática/teatralizada y otra fría, la lucha cruenta por el dominio del mundo y su porvenir.
I
La mirada caliente (los bárbaros asedian el jardín)
La mirada de “Occidente” o para decirlo sin eufemismos, la mirada de Washington, habla de una guerra “entre naciones” donde una, grande e imperial, invade a otra pequeña y débil pero “democrática” que quiere ser “occidental”. Esta narrativa nos relata todos los días como el “Oso pos-soviético” ha invadido y masacrado a un pueblo patriota pero que con la ayuda militar de occidente, “inagotable” y “solidaria”, defenderá la libertad y los derechos humanos y “la paz universal” sin poner un solo muerto ni mandar a los aguerridos soldados del mundo libre posmoderno (OTAN) a “desfacer entuertos”, etcétera. La “democracia imperial” norteamericana le responde a la “oligarquía pos-soviética” reconvertida a la fe capitalista: no llegarán a Kiev, no pasarán… como no pasó Solimán en el siglo XVI cuando asedió a Viena… Ucrania pondrá los muertos y pagará los costos de la “libertad” y habremos detenido la amenaza eslava/amarilla; entrar en el paraíso europeo requiere agonizar en el Huerto de los Olivos y resucitar.
Pareja presidencial ucraniana en pose mediática
El “oso ruso” habla de “una operación militar especial” con el fin de “desmilitarizar y desnazificar” el régimen de Kiev” antes pro-ruso. Ha logrado “recuperar” casi el 15% del territorio ucraniano y establecido o impuesto la “independencia” en las ahora “repúblicas populares” de Donetsk y Lugansk; controla el Mar Negro y asedian Odessa. El discurso de ruso cuenta que “Ucrania entiende que Rusia no puede ser derrotada y ataca a la población civil para intimidarla. EEUU y los países de la OTAN solo agravan el conflicto al suministrar más armas al régimen de Kiev(…); las tropas rusas siguen triturando esos equipos militares…” (Serguéi Shoigú, General en jefe de los ejércitos rusos). Señalan que “a pesar de la ayuda militar sin precedentes de los países occidentales, el enemigo está sufriendo importantes pérdidas. En enero, las tropas ucranianas perdieron más de 6.500 soldados, 26 aviones y siete helicópteros.” Mientras que los ucranianos hablan de lo mismo pero al revés.
En el teatro mediático, desde Occidente o desde Moscú, se realizan dramaturgias incendiarias y patrióticas justificando las salvajadas de sus ejércitos, escondiendo o manipulando la cifras de soldados muertos, de población civil afectada y de la magnitud de la destrucción de la infraestructura y de los daños al medio ambiente.
Zelenski disfrazado de partisano
con la bandera de Ucrania de telón
Para tal guion, hay actores: del lado de los “occidentales”, un halconzete catalán, Josep Borrell, “Alto” (sic) representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, su “jefe” noruego que “dirige” la OTAN, Jens Stoltenberg y la amazona alemana Úrsula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. Personajes subordinados a lo que diga el Pentágono y que ahora tocan los tambores de guerra en el back yard del jardín europeo. La mediocracia occidental pasea en el ciberespacio a un presidente ucraniano con botas y vestimenta militar y lo placea en todos los talk shows para ver como este partisano de buró se envuelve en la bandera de Ucrania de la mano de las Kardashians; mientras en Vogue se difunden fotografías de su esposa, disfrazada de militar, modelando en un tanque occidental. Todos neo-conservadores de raíz amarga que olvidaron el pensamiento humanista de la Europa generosa y fraterna, que nunca hicieron suyos las enseñanzas de Kant, Erasmo, Moro, Rousseau o de los espíritus universales contemporáneos como Russell, Saramago, Morin, Tierno Galván: ¿dónde el proyecto para la paz universal? No en Zelenski que es un talibán occidental.
Putin el nuevo zar ruso
Del otra lado, Putin y sus generales apoyados por el “espíritu eslavo” mueven la rueca de la “Gran Guerra Patria” para luchar contra un “farsante fascista” que es visto “…como esos perros chihuahuas que se esconden detrás de su amo para ladrar ‘valientemente’ a un perro de mayor tamaño que pasa por el costado y que ni se percata de su existencia, así Volódimir Zelenski salió de su bunker y dio unos pasos de héroe de película de serie B.” (Sputnik). Se olvidan de la historia que une a Rusia con Ucrania irremisiblemente; de Pushkin hablando de cómo crecía en sus inmensas tierras fértiles la manzanilla y como las sombras de las acacias se mezclaban con el alquitrán que se bañaba con los aires del mar oscuro (Mar Negro); de los cosacos, jinetes de la estepa pre-capitalista que los bajaron del caballo para conducir un taxi en Odessa pero cuya alma es rusa. Se olvidan que lo que une a Rusia con Ucrania y Ucrania con Rusia es una identidad doble: mestiza y eslava. Dos diferencias buscando, como diría Milosz, el verdadero lugar. Kiev y Odessa son un ejemplo de esa cara doble que es el alma rusa/ucraniana/rusa.
Acacia ucraniana cerca de Odessa
Los europeos ya no podrán decir que viven en paz. Pero la arrogancia de la plutocracia europea que vive en Bruselas continua dándose baños de pureza ética, democracia y Estado de Derecho. Mirando las tragedias de la violencia en el “Este” o en el “Sur” en los lindes del nuevo “imperio romano” de Occidente, enviando certificados de democracia al mundo sin ver la viga de la desigualad en sus paraísos sociales. Y sin más, se anuncia un apoyo “adicional” al ejército ucraniano de 270 millones de dólares en equipo militar “defensivo”. No bastó con cortar los suministros de gas/petróleo ni cercenar las redes de suministro de los cereales ucranianos para detener al ogro ruso y al autócrata de Moscú.
Lo que vemos son unos radicales ucranianos fascistas empoderados por los halcones de la OTAN que tomaron el poder y se enfrentan a una oligarquía Rusa que justifica la guerra como una operación “especial” contra el fascismo y por la conservación de su legado histórico, la Gran Patria: Kiev fue el origen del Imperio Ruso y todos los ucranianos tienen como habla vehicular el ruso; su cultura eslava y ortodoxa, su poesía y literatura que abrevan en el espíritu tártaro, cosaco y en su maravilloso ensamble cultural euroasiático; varios dirigentes de la URSS fueron ucranianos, muchos poetas y literatos, científicos, artistas crearon un espíritu universal eslavo: “…los orígenes de la nación rusa pueden encontrase en la zona de Kiev, capital ucraniana actual, que habitaban tribus eslavas que están en el origen mismo de la nacionalidad rusa” (Vasconcelos hijo). Ucrania es el alma de Rusia no sólo un granero inmenso donde corren los gaseoductos y oleoductos. Para Rusia perder Ucrania no es sólo perder una frontera vital sino su ser y su origen eslavo. Por eso no tiene futuro la estrategia occidental. 2 mil años lo garantizan.
II
La mirada fría (fin del poder marítimo estadounidense)
El mundo se hunde en una crisis económica que tiene como fondo razones e intereses económicos entre oligarquías financieras/militares que disputan la riqueza del mundo. Poco o nada ver con las luchas libertarias en busca de la independencia del pueblo ucraniano. Éste es sólo un insumo ideológico, como cuando desde el Potomac se discurseaba con los guerrilleros de la libertad en Afganistán en los ochentas que después se convirtieron en terroristas. Lo que hay es una guerra geoestratégica por controlar el planeta, su “hearthland” o el “Corazón continental” (Mackinder) o el “área pivote” llamada Ucrania-Cáucaso. Bajo un nuevo contexto mundial: “…dado que ahora ya no es el poder naval el que mantiene el orden del mundo. La supremacía naval estadounidense no puede intervenir en regiones “cardiales” como lo suponían los estrategas a través de lo que llamaban el “anillo insular” que es “inaccesible para el poder de Eurasia” (Manco Piñeres):
“El poder marítimo se minimiza frente al terrestre, por la dificultad de acceso a la ‘Región Cardial’, la riqueza y explotación de los recursos de la misma, y el beneficio de los medios de comunicación terrestres, caracterizado por su gran rapidez, abriéndose paso hacia una superioridad con respecto a los demás países de mundo.”
Eurasia es “el mundo”, concentra el 75% de la población mundial y la mayor parte de la riqueza material (Banco Mundial). Ucrania y el Cáucaso son el colchón entre Occidente y la Rusia que se extiende más allá de los Urales. El territorio ucraniano posee tierras pródigas, con ríos y recursos minerales cuantiosos. Pasan los grandes oleoductos y gaseoductos que alimentan a la Europa peninsular: “…es así como el área de las tierras de Europa Oriental y Asia Central, constituyen la región más importante para el dominio del mundo, gracias a que la geografía, con el papel protagónico, se configura a partir de la accesibilidad a través del mar o del ámbito terrestre (Arancón, 2013).” Lo que está en juego es el dominio del mundo. El “Muro de Kiev” que defiende Estados Unidos y sus aliados europeos no busca la libertad y la democracia sino blindar a occidente del empuje de las economías de Eurasia hoy representadas por el eje Rusia-China que jugando con las reglas de la globalización capitalista ha puesto en jaque los intereses de un occidente europeo que sufre pos-pandemia una crisis sistémica que no le permite sostener sus economías de “bienestar”. ¿Fin de la globalización o reconversión del orden mundial?
Rusia, ahora con una nueva Nomenklatura, capitalista, ha invadido a una Ucrania que aspira a ser “democrática” y unirse al redil de la Europa occidental. Europa griega, romana y cristiana ha decidido expandir sus fronteras “libertarias” de la mano de los halcones del pentágono. Mientras, todos los días, mueren muchachos jóvenes, ucranianos y rusos, y las poblaciones padecen frío, hambre y enfermedades. Hipocresía pura y dura. Se les cae la “Sociedad del Bienestar” y siguen mirándose en el espejo de sí mismos (“mirror view”), como si fueran Carlo Magnos revividos. Recuerden que para la Unión Europea no existen los Urales como frontera con Asia ni el concepto de Euroasia. Sigue privando el pensamiento romano de las fronteras blindadas. Pero ya llegó Gengis Khan con sus yurtas posmodernas. Habrá un vencedor… con un reguero infame de muertos.
ANEXOS
I
Así va la guerra
Mapa en la versión occidental
Mapa en la versión rusa
Lecturas alternativas para evadir a las agencias occidentales y pro-rusas
Arancón, F. (2013). El Orden Mundial. ver: https://elordenmundial.com/teoria-heartland-conquista-del-mundo/#:~:text=En%20su%20conferencia%20%E2%80%9CEl%20pivote,caballo%20y%20los%20ej%C3%A9rcitos%20montados.
Ascherson, N. (2016). La Historia del Mar negro. Del siglo Pericles a la actualidad. México, Tusquets.
Manco Piñeres, L. (2010). Reconfiguración de la política exterior rusa para el mantenimiento del orden internacional y su influencia en materia de seguridad en la región del Cáucaso. Bogota: Universidad Colegio Mayor de nuestra Señora del Rosario, Facultad de Relaciones Internacionales.
Universidad Complutense. ( 2010). El pivote geográfico de la historia (Halford John Makinder). Revista de estudios sobre espacio y poder, 1(2), 301-319
UNAV. (2022). Ucrania, la tierra de los girasoles. Pamplona, España: Universidad de Navarra. Ver:
https://www.unav.edu/estudiantes/campus/ucrania-la-tierra-de-los-girasoles
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