La descalificación sistemática entre grupos solo genera crímenes de odio, manifestó
CIUDAD DE MÉXICO.- En México la diversidad cultural y social debería ser fuente de orgullo y riqueza, no generar polarización, rechazo, confrontación y discriminación, comentó el senador al insistir que no se puede normalizar el antisemitismo, la discriminación, la desigualdad ni la polarización, porque la descalificación sistemática entre grupos de la población, ha generado a lo largo de la historia, “crímenes de odio y violencia”.
El presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República participó en el acto de Conmemoración Anual en Memoria de las Víctimas del Holocausto y en Recuerdo de Don Gilberto Bosques Saldívar, acompañado por los embajadores en México de Israel, Alemania, Francia y Polonia.
Indicó que actualmente una mayoría de la población se siente discriminada, ya sea por sus características físicas, lugar de nacimiento, nivel de estudios, ingresos, por ser mujer, pertenecer a los pueblos indígenas, pertenecer a la comunidad LGBTTTIQ+, tener alguna discapacidad o padecimiento mental.
El legislador hizo un llamado para unir a México y para construir una sociedad inclusiva, dinámica y productiva, pero para ello se requiere hacer un compromiso por la reconciliación y tolerancia.
Monreal Ávila advirtió que el diálogo es cada vez más difícil entre quienes se perciben distintos, pues la polarización siempre obstaculiza los intentos de establecer espacios de participación y colaboración.
“No hay lección más terrible y clara que la que nos da el Holocausto, es el caso extremo del antisemitismo milenario, el caso extremo de dividir a la sociedad en raza superior y razas inferiores”, expresó.
Esa “medida atroz”, refirió, les costó la vida a seis millones de judíos, de los cuales un millón eran niños, además de que cobró también centenares de miles de vidas de otros diferentes grupos, entre ellos, gitanos, masones y personas con padecimientos mentales.
Recordó que el sólo hecho de que los judíos fueran distintos, por su religión, costumbres, antepasados, posición social o apariencia, bastó para que fueran odiados, para que no fueran tolerados, “lo que me hace pensar en la polarización, en la crispación, confrontación, donde la diversidad genera rechazo entre los grupos sociales”, indicó.