Pablo Cabañas Díaz
El nueve de febrero de 2022, un juez federal de Estados Unidos condenó a 10 años de prisión al excomandante de la policía federal mexicana, Iván Reyes Arzate. El exagente, apodado “La Reina”, confesó haber colaborado con el narcotráfico mientras simulaba —e incluso recibía condecoraciones internacionales— para combatir al crimen organizado.  Reyes Arzate trabajó bajo las órdenes del entonces secretario de Seguridad Genaro García Luna, quien en estos días se encuentra sometido a juicio por corrupción y crimen organizado en Nueva York.
En el juicio Reyes Arzate, se reconoció que recibió al menos tres millones de dólares a cambio de informar sobre las investigaciones conjuntas estadounidenses y mexicanas a un grupo llamado El Seguimiento 39, asociado con el Cartel de Sinaloa. Él mismo aceptó un soborno de 290 mil dólares. La inculpación del expolicía abrió la puerta a una colaboración con los fiscales y complica aún más el futuro García Luna el “Zar”mexicano de la guerra contra las drogas durante el Gobierno de Felipe Calderón ( 2006 – 2012).
La posible colaboración de Reyes Arzate con la justicia estadounidense para agregar evidencias en el caso de García Luna es evidente, no la han confirmado las autoridades estadounidenses,pero la pena a la que fue sentenciado levanta las sospechas sobre un posible acuerdo. Diez años de prisión está muy por debajo de las penas que se establecen para este tipo de delitos de narcotráfico y en su caso, agravados por su cargo en la policía: las condenas habituales rondan entre los 21 y 27 años de cárcel.
El juez federal que ha sentenciado a Reyes Arzate, Brian Cogan, es el mismo que va a juzgar a García Luna y también el que condenó a Joaquín Guzmán Loera en lo que la prensa denominó “el juicio del siglo”. En ese mismo juzgado de Nueva York fue donde sonó públicamente el nombre de García Luna por primera vez durante el proceso contra El Chapo. El hermano de Ismael El Mayo Zambada —el histórico líder de Sinaloa—, Jesús El Rey Zambada, socio de Guzmán Loera, declaró en una audiencia en febrero del 2018 que el Cartel de Sinaloa había sobornado con pagos millonarios a García Luna al menos en dos ocasiones. Detenido en diciembre de 2019 en Texas, el “Zar” antidrogas de Calderón está acusado de ser el brazo del gobierno que facilitó al cartel más poderoso del mundo operar con impunidad en México, incluyendo los cargos de distribución y posesión de cocaína, además de declaraciones falsas ante agentes del Servicio de Aduanas e Inmigración.
Reyes Arzate formó parte desde 2003 de la Unidad de Investigaciones Especiales de la Policía Federal, el área dedicada a combatir al crimen organizado en estrecha colaboración con los agentes de la DEA, la agencia antidrogas estadounidense. En 2008, Reyes Arzate  fue convirtiéndose en uno de los hombres de máxima confianza de García Luna, para encabezar una estrategia contra al narcotráfico que pasaba por la salida masiva de los militares de los cuarteles para patrullar las calles mexicanas.
Con la sentencia de Reyes Arzate, la justicia estadounidense lo ha considerado un traidor que conspiró contra la Agencia antinarcóticos de Estados Unidos (DEA), el FBI y el ICE (Servicio de Control de Inmigración y Aduanas, por sus siglas en inglés). “Al aceptar miles de dólares de sobornos a cambio de información, Reyes Arzate forjó una alianza con los traficantes de droga y traicionó, no solo a los agentes estadounidenses con los que trabajaba poniendo en riesgo sus vidas”, apuntó el fiscal Breon Peace. En una carta que leyó frente al juez, Reyes Arzate se definió como “un hombre que no huye de sus responsabilidades” y resaltó que “se vino a entregar pese a que otros le recomendaban que no lo hiciera”.
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