Pablo Cabañas Díaz
“No quiero ser dramática, pero eres la última sobreviviente de esos tiempos maravillosos”. La frase, de la periodista francesa Raphaëlle Bacqué, fue solo uno de los incentivos para que la princesa Diane de Beauvau publicara sus memorias. Hija del príncipe Marc de Beauvau-Craon tenía solo 18 años cuando inició su vida al límite y vivía en Nueva York. La historia de una vida dedicada al reventón llegó en mayo de 2022, en las páginas del libro titulado: “Sans Départir”, “Sin Renunciar”, publicado en Francia por la editorial Grasset.
Con 66 años, Diane fue llamada la “princesa punk” apodo que la ayudó a transitar por una vida sin límites.En el histórico castillo donde creció, Château d’Haroué, en el noreste de Francia, vivió con el legado centenario de su familia aristocrática, los de Beauvau-Craon, donde decidió desde muy temprano tomar las riendas de su propio destino.
A los 14 años, mientras vivía su primer “exilio” en una escuela de élite en Suiza, conoció al ángel -según sus propias palabras-, que cambió su vida: el psicólogo estadounidense Timothy Leary, famoso por sus experimentos con LSD. Diane literalmente se subió al carro y comenzó a vivir lo que sería el preludio de una vida intensa.”Es un milagro haber sobrevivido”, “pero siempre hice lo que quise, sin importarme un carajo la opinión de los demás”.
En su círculo social eran habituales los nombres como Yves Sant Laurent, ,Paloma Picasso, Mick y Bianca Jagger… Su abuelo materno, fue el multimillonario boliviano Antenor Patiño. Su vida cambió el 17 de noviembre de 2001, cuando los médicos del Hospital Cochin de la capital francesa la salvaron de una muerte casi segura. La princesa ingresó en estado inconsciente y pesando apenas 32 kilos, consumida por las drogas y el alcohol. “Ese día volví a nacer”.
Ha tenido una vida de privilegios, singular y frenética. Beauvau-Craon se crió entre el lujoso dúplex de su familia en la avenida de Foch de París, con vecinos como el magnate griego Aristóteles Onassis; el château de Haroué, un castillo en la región de Lorena, y la Quinta Patiño, la finca de su abuelo materno en Alcoitão (Portugal). En 1973, con 18 años, se mudó a Nueva York y se convirtió en una de las chicas de moda de la ciudad: asesora del diseñador Roy Halston, amiga del fotógrafo Robert Mapplethorpe y compañera de fiestas de Margaux Hemingway en la disco Studio 54.
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Pasó parte de su adolescencia en el hospital Garches, llamado pomposamente Château de Garches, una institución mental dirigida por un doctor “más sádico que médico”. Culpa a su madre de ese capítulo de su vida. “Nunca se ocupó de nosotras. No la conocí y por eso no puedo juzgarla. Aunque supongo que se podría haber ahorrado tener hijos”.
En Garches intentaron convencerla de que estaba loca. En realidad, toda la vida quisieron meterle esa idea en la cabeza. “Todos me decían que estaba desquiciada, pero yo pensaba: ‘Gracias a Dios que no soy como ellos’. Simplemente era joven e inocente”. En el alocado Nueva York de los años setenta encontró su lugar en el mundo. “
Diane siempre ha huido de las convenciones. Al cumplir 21 años, dejó su trabajo con Halston y lanzó su propia marca de ropa. Todo Nueva York asistió a su debut como diseñadora: Truman Capote, Diana Vreeland, Andy Warhol, Robert Rauschenberg, Robert Mapplethorpe, Margaux Hemingway, Timothy Leary, Mick y Bianca Jagger, Lee Radziwill, Cristina Onassis, Nan Kempner, Steve Rubell, Ian Schrager.
En la nueva publicación, Diane no oculta ningún detalle de sus reventones en los clubs de más caros de París y Nueva York. Su editor señala que cuando empezó a trabajar en el libro, le preguntó: ‘¿Estás seguro de lo que estás haciendo?. “Si escribo mis memorias, solo diré la verdad”, sus motivos: “primero porque soy una terrible mentirosa; y segundo porque estoy muy orgullosa de la vida que viví. Nunca me avergoncé de experimentar con los límites”.