CIUDAD DE MÉXICO.- El presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, se posicionó al respecto de lo que acontece en Perú, donde el otrora mandatario Pedro Castillo fue destituido por el Congreso local y detenido por la policía, luego de que intentó un Golpe de Estado al disolver al Poder Legislativo.
Apeló a la no intervención en el caso de Pedro Castillo, pero lamentó que los intereses de las “élites políticas y económicas” mantuvieran una política de “confrontación y hostilidad” en contra del gobierno que encabezó el militante de Perú Libre. AMLO pidió que se respeten los derechos humanos de los ciudadanos de aquel país.
A través de Twitter, López Obrador consideró que desde el comienzo de la presidencia “legítima” de Pedro Castillo, las élites políticas y económicas de aquella nación iniciaron una política de confrontación, misma que derivó en la destitución por parte del Congreso peruano que argumentó “permanente incapacidad moral”.
Solicitó que haya estabilidad democrática en Perú, donde Dina Boularte rindió protesta como nueva presidenta y la primera mujer peruana que ocupará dicho cargo; antes de eso fue la vicepresidenta. Desde 2018, la nación sudamericana ha tenido seis presidentes, muestra de la inestabilidad política que predomina.
Tan sólo se dio a conocer la destitución y aprehensión de Pedro Castillo al frente del gobierno peruano, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), a cargo de Marcelo Ebrard, anunció que se pospuso la Cumbre de la Alianza del Pacífico, que se llevaría a cabo el próximo 14 de diciembre en la ciudad de Lima.
Castillo, quien fue hasta este miércoles presidente de Perú en una gestión de gobierno que duró apenas 18 meses con cirisis políticas y acusaciones de corrupción, fue capturado pocas horas después de haber intentado disolver el Congreso peruano, una medida que fue catalogada por muchos estamentos peruanos de «un golpe de Estado».
Horas antes de que el Congreso debatiera su tercer intento para sacarlo del poder, Castillo anunció ayer que era blanco de “un ataque sin cuartel” por parte del parlamento y anunció su disolución, un toque de queda y dijo que gobernaría por decreto.
Sin embargo, las fuerzas armadas y la policía no lo apoyaron, el Congreso ignoró su decisión y procedió a destituirlo.
Las Fuerzas Armadas y la Policía peruana habían emitido un comunicado conjunto en que dejaban sólo a Castillo, al afirmar que él estaba cometiendo “una infracción a la Constitución”.