Pablo Cabañas Díaz
En el sexenio de Adolfo López Mateos, uno de los proyectos más importantes en el campo de cultura, que nació al margen del gobierno fue Ediciones Era. La editorial fue concebida por el artista plástico Vicente Rojo (1932-2021). Desde 1954, Rojo coordinaba las publicaciones del Instituto Nacional de Bellas Artes, que se imprimían en la Imprenta Madero, propiedad de Tomás Espresate Pons (1904- 1994), catalán combatiente de la Guerra Civil Española. Rojo en diversas oportunidades comentó que compartió su idea de fundar una editorial con los hijos varones de Espresate, Jordi y Enrique, y con su amigo José Azorín. Don Tomás los alentó, incluso les permitió usar los “tiempos muertos” y materiales de su imprenta para producir sus primeros libros y sugirió incorporar a su hija Neus al proyecto. ERA, es el acrónimo de los apellidos de sus fundadores, todos jóvenes, algo inexpertos pero entusiastas, unidos además por el común denominador de haber sido refugiados españoles.
La juventud según Don Tomás Espresate, entrañaba ideas revolucionarias y aproximaciones a la izquierda, así se verifica tanto en buena parte de los títulos publicados. Era publicó su primer libro, “La batalla de Cuba” de Fernando Benítez – sobre la revolución y los cambios posteriores ocurridos en la isla en 1960.
La elección de un ensayo vinculado con una perspectiva de izquierda, de un autor entonces joven y polémico, como sus editores, fue el gesto inaugural que gestó –una imagen de editorial vinculada con lo político y con el pensamiento crítico. A partir de allí se fue construyendo un importante catálogo de cerca de mil títulos, manejado por una de sus fundadoras. Neus quien llegó a México a los 12 años, en esa época era tímida y reservada, guardaba secretos y vivencias demasiado duras para sus pocos años.
Antes de poder salir al exilio, los niños Espresate conocieron escuelas y conventos de la derecha franquista.. En México, el cielo se les abrió. Habían dejado atrás la guerra y se habían reunido con sus padres. Esta niña forjada en la soledad se transformó en una formidable lectora y una apasionada de la política; de lectora pasó a proponerle a su padre, don Tomás, trabajar en la editorial.
Al recibir su doctorado honoris causa por la Universidad Autónoma Metropolitana en 2011, Neus Espresate (1934-2017), señaló que Ediciones Era “buscó poner al alcance de México las principales obras y experiencias de la izquierda, aquellas que resultaban imprescindibles para la reflexión, la crítica y la acción. Nunca nos dejamos llevar por presiones de ningún tipo, mucho menos por criterios económicos. De haber sido así, la mitad del catálogo no existiría. Nada más alejado de nuestra auténtica vocación. Nuestra tarea al servicio de los libros fue documentar los momentos fundamentales de la historia, rescatar la memoria del presente, promover la lucidez del pensamiento y aportar las bases para liberar al mundo de dogmatismos, valiéndonos del placer que brindan las artes y la literatura.
Tras una larga vida en la que tuvo que enfrentar desde sus inicios los horrores del fascismo, Neus Espresate lamentó que en su vejez veía regresar la violencia ciega de una derecha oscurantista, contra la que he luchado durante toda mi vida. En 2004, al ser reconocida en España con el premio Liber, exteriorizó lo que fue su legado: “el pasado no debe olvidarse y en esa tarea los editores: adquirimos una responsabilidad enorme en la conservación de la memoria”.
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