Pablo Cabañas Díaz.
Luis Buñuel (1900-1983), se dedicó tres años a recorrer las zonas marginadas de la Ciudad de México con el fin de atestiguar la profunda división que había en los años cincuenta del siglo pasado. Veía a la opulenta y creciente clase política y empresarial del gobierno de Miguel Alemán… y a los grandes cinturones de miseria, separados sólo por algunos kilómetros en la gran ciudad. El barrio de Nonoalco, la plaza La Romita y una ciudad perdida en Tacubaya fueron la inspiración para contar un drama social, la cara más oscura de la pobreza de la juventud empujada a la violencia y al crimen. La historia fue detonada por el hallazgo de un niño encontrado muerto entre cerros de basura. Decía, Buñuel:“durante los tres años que estuve sin trabajar, pude recorrer de un extremo a otro la ciudad de México y la miseria de muchos de sus habitantes me impresionó. Decidí centrar “Los olvidados” sobre la vida de la infancia abandonada y para documentarme consulté pacientemente los archivos de un reformatorio.”
Haciendo equipo con el productor Óscar Danciger, el guionista Luis Alcoriza y los actores Roberto Cobo, Miguel Inclán, Stella Inda, Alma Delia Fuentes y Alfonso Mejía. La película que en un inicio se llamaría “La manzana podrida” fue rodada en 21 días, del 6 de febrero al 9 de marzo de 1950, en los Estudios Tepeyac y algunos exteriores en las colonias Morelos y Atlampa. Buñuel, llegó a filmar “Los Olvidados” después de que había tenido un gran éxito con la película “Gran Casino” (1947) y “El Gran Calavera” (1949).
Alertado por las intenciones de denuncia social de la película, Jorge Negrete, entonces líder del Sindicato de Actores, intentó impedir la filmación sin lograrlo. Pocos saben que “Los Olvidados” se centraba en un argumento titulado: ¡Mi huerfanito, jefe!, inspirado en los niños vendedores de lotería, escrito por Buñuel y Juan Larrea; una guión melodramático y convencional sobre la infancia pobre. El guion de Buñuel, Alcoriza y Max Aub, delinean lo que es una de las mejores películas no sólo del cine mexicano, sino de la cinematografía mundial. El negativo original arrojaba nueve rollos cuando se suponía era de ocho: el noveno incluía el final alternativo. Dancigers se protegió y le pidió a Luis Buñuel que filmara otra conclusión, por si les prohibían exhibir el original. En efecto, Buñuel rodó sin que nadie se percatara dos desenlaces distintos. Uno, devastador y de una crudeza insoportable que ha prevalecido desde su estreno. Y otro alternativo, donde la maldad es castigada y la buena conciencia triunfa sobre una realidad maquillada: la de un país donde el melodrama ha sido su principal apuesta.
Estrenada el 9 de noviembre de 1950, en el cine México, salió de cartelera a los tres días por la indignación que suscitó y los furiosos ataques de los sectores de poder de la sociedad y la prensa. Se pidió la expulsión de Buñuel en aplicación del artículo 33 de la Constitución, pero para entonces Buñuel, ya no era un extranjero, sino naturalizado mexicano.
Pese a esas reacciones , Buñuel recibió el premio como mejor director en el Festival de Cannes en 1951, la película regresó a México y se reestrenó en el cine Prado, con un buen recibimiento del público y la crítica. La Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas la distinguió con once premios Ariel, incluidos el de mejor película y Mejor director. A 72 años de distancia, “Los olvidados” se ha constituido como un registro del México del siglo XX y un documento histórico sobre la vida de los niños marginados, encarnados en El Jaibo, El Ojitos, Pedro y El Pelón.
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