Aletia Molina
La decisión gubernamental de que las 15 empresas que firmaron el Acuerdo de Apertura Contra la Inflación y la Carestía (Apecic) cuiden su propio cumplimiento de las normas sanitarias, de inocuidad y calidad en los alimentos, y no el Senasica y la Cofepris, puede provocar que los países cierren las fronteras a exportaciones de alimentos de México. Nuestro país firmó acuerdos internacionales donde se estableció que los organismos responsables de vigilar el cumplimiento de las normas sanitarias son el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) y la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), por lo que esto no se le puede simplemente entregar a empresas privadas.
En el momento que quitas esa vigilancia a dichos organismos, los gobiernos extranjeros no tienen por qué confiar en la sanidad, con lo cual el paso siguiente, fácilmente, sería cerrar sus fronteras a los productos mexicanos.
Es simple, el gobierno no puede decir que la vigilancia de la inocuidad queda en manos de las empresas privadas porque eso rompe con los acuerdos comerciales internacionales.
Pero, en realidad las razones del presidente, como siempre, son unas distintas a las que de inicio aparenta, este lunes afirmó que la Licencia Única Universal pretende quitar obstáculos burocráticos, ya que considera que el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agropecuaria Senasica y la Cofepris eran utilizados por intereses creados y sólo buscaban beneficiar a grandes productores. Entonces, no, no tiene nada qué ver con el dichoso acuerdo.
Sin embargo, es muy importante resaltar la gran importancia que tienen las instituciones que hoy están en la mira del Presidente. Las revisiones a alimentos que estas instancias aplican habitualmente quedarán “en pausa” hasta nuevo aviso para 15 empresas que, según un acuerdo anunciado el 3 de octubre y que tiene como objetivo frenar la inflación, podrán importar y distribuir productos sin necesidad de cumplir con una serie de trámites y permisos.
Según este convenio “basado en la confianza”, en palabras del gobierno federal, empresas como Bachoco, Maseca, Tuny, Walmart, Soriana y Chedraui aceptaron que la Profeco asuma la tarea de verificación, aunque no se menciona cómo se va a certificar que los productos sean inocuos ni cuáles serán las sanciones si se llega a presentar una contingencia.
Esto ha encendido las alarmas ya que esta medida implica riesgos a la salud humana y deja de lado el trabajo que han tenido el Servicio Nacional de Sanidad Inocuidad y Calidad Agroalimentaria y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios.
En México existe un marco legal, apoyado en instituciones como la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), que regula los requisitos y las prohibiciones para la importación de animales, productos y subproductos. Las autoridades sanitarias mexicanas se encargan de hacer pruebas de laboratorio, inspecciones físicas a animales y productos, además de expedir permisos para el ingreso. Por ejemplo, de septiembre de 2021 a junio de 2022, Senasica expidió 271 mil certificados para la importación de mercancías, principalmente pecuarias y vegetales, mientras que ordenó el retorno o destrucción de 1,860 embarques que representaban riesgo sanitario.
Además, a raíz del brote de Influenza Aviar de Alta Patogenicidad subtipo H7N3 que inició el 21 de abril de 2022 en el estado de Coahuila y posteriormente en la Región Lagunera, el Senasica activó “protocolos de alerta y aplicó acciones contraepidémicas que evitaron la diseminación del virus a otras zonas avícolas importantes del país”, según el informe de la Secretaría de Agricultura.
Es decir, la agencia está encargada de vigilar y, si presenta un riesgo, ordena el retorno o destrucción de productos agropecuarios que puedan ser un riesgo para el país, aunque esa tarea quedará en manos de empresas privadas, sin que se expliquen los mecanismos que seguirán.
En este sentido, una de las labores más importantes de esta agencia a lo largo del tiempo ha sido evitar la llegada de la encefalopatía espongiforme bovina, conocida como la enfermedad de las vacas locas. Esta enfermedad afecta al sistema nervioso central de los bovinos y se puede transmitir a los seres humanos a través del consumo de partes de animales infectados.
Desde 1996, Senasica se encarga de investigar cualquier caso sospechoso de vacas locas y en 2000 prohibió la importación de animales, productos y subproductos de riesgo de los países afectados. También, mantiene vigilancia sobre el gusano barrenador, como se le denomina a las larvas de la mosca del nuevo mundo y la mosca del viejo mundo, que se alimentan de tejido vivo de los mamíferos y en ocasiones de las aves.
Según Senasica, México está libre del gusano barrenador desde 1991, “por lo que es necesario controlar la importación de animales, productos y subproductos de países afectados, fortalecer las medidas de bioseguridad en las unidades de producción pecuaria, así como tratar las heridas de los animales lo más pronto posible”.
Vigila además el gorgojo khapra, que se alimenta de alrededor de 26 especies de productos y subproductos, principalmente granos, y como plaga representa un riesgo por los graves daños económicos que ocasiona. Y aunque en México no está presente, Senasica cuenta con un plan de acción para atender una posible plaga, en el que establece delimitación, contención y erradicación.
Las medidas de sanidad han logrado mantener al país libre de enfermedades exóticas para el país, como la fiebre aftosa y, actualmente la peste porcina africana, que se encuentra ampliamente distribuida por el mundo. Se trata de una enfermedad viral altamente contagiosa de los cerdos domésticos y silvestres, con un índice de mortalidad que puede alcanzar el 100% y que, aunque no representa un riesgo para la salud humana, “produce efectos devastadores en las poblaciones porcinas y en la economía de los sistemas de producción”. La llegada de la peste porcina africana al México sería catastrófica tanto para los grandes porcicultores, como para los pequeños criadores de cerdos y también para los consumidores.
En el caso de la Cofepris, en años recientes ha emprendido acciones contra los productos “milagro”, que ahora llama productos engaño, así como el etiquetado engañoso e incluso dulces. A penas en febrero de este año, informó sobre la posible contaminación por fragmentos de hebra de metal delgada en los productos “Skittles”, “Salvavidas” y “Life Savers”, de la marca Mars Wrigley, los cuales fueron retirados en Estados Unidos, Canadá y México. Otra alerta de Cofepris y retiro de producto del mercado se dio con “la sospecha de contaminación con Salmonella del producto KINDER mini eggs (chocolate en forma de huevo), fabricado por Ferrero Ardennes S.A”, y “el retiro inmediato del producto de la marca Honey Smacks posiblemente contaminado de sus centros de distribución”.
Crecientes son los abusos en que incurre el Presidente y no hay autoridad que lo limite. Esos abusos son cada vez más preocupantes: no tienen límite, hoy son el Senasica y la Cofepris, y además no ha quitado el dedo del renglón del INE.
@AletiaMolina
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