Viento Jaguar ranquiliza con su susurro o inquieta con su rugido a las almas perdidas antes de ingresar a Xibalbá por el sendero de las tinieblas
Ik Balam, actor estelar de las antiquísimas historias del Mayab. Encarnó a uno de los caudillos mayas de la Península de Yucatán
Por Luis Alberto García
Chichicastenango, Guatemala.- La prodigiosa historia del Mayab -la civilización maya- está poblada de mitos y leyendas, a cual más de asombrosas y llenas de deidades y personajes que, exclusiva y únicamente, pertenecen a su cosmogonía estelar, como son los casos de los jaguares que han ingresado a obras como el Popol Vuh, el Libro del Consejo.
Esta obra y según la mitología maya, Ikí Balam, Ik’i B’alam o Iquib Balam (del maya, Jaguar de la Luna), fue uno de los cuatro caudillos mayas que poblaron territorios de Guatemala y el sur de la Península de Yucatán, acompañado por los otros tres: Balam Ketzé (el Jaguar que Ríe), Balam Akab (el Jaguar de la Noche) y Makukutah (El que Está Sentado).
Iki Balam es también conocido como Ek Balam o Jaguar Negro; Cakixajá fue el nombre de la mujer de Iquib Balam, a quienes se suma Ik Balam, Viento Jaguar a Jaguar del Vientos, que tomó la forma de un felino de la selva que surge del mar, llevado por las olas tierra adentro.
Cuenta el Popol Vuh que los primeros hombres creados por los dioses mayas partieron a la ciudad mítica de Tula, al centro de lo que hoy es México, a donde les fueron entregadas sus identidades respectivas.
A excepción de Ik’i B’alam, son los antiguos abuelos de las tres grandes divisiones, o amaq’, de los K’iche’ (Quiché): Kaweq, Nija’ib’ y Nima K’iche’, humildes y obedientes de los mandatos de su deidad respectiva.
En algunas ocasiones fue Tojil, la deidad de los Kaweq, el que habló por todos, asegurando así la sumisión de los demás pueblos al ofrecerles fuego a cambio de entregar sus corazones, y por esta razón, posteriormente secuestraron a los habitantes de los otros pueblos para sacrificarlos ante sus deidades.
Finalmente, murieron dejando atrás el Envoltorio Sagrado a su descendencia, fieles a la hora de cumplir los deseos de sus deidades y finalmente partiendo a Xibalbá -el lugar de los muertos- serenamente, como lo refiere el Popol Vuh al narrar quiénes fueron Balam-Quitzé y Balam-Agab.
Hay un vasto número de referencias igual que una bibliografía ilustrativa, destacando Casares G. Cantón, Raúl; Duch Colell, Juan; Antochiw Kolpa, Michel; Zavala Vallado, Silvio et ál (1998). Yucatán en el tiempo. Mérida, Yucatán. ISBN 970 9071 04 1.
Habría que citar también a León Portilla, Miguel (1984). Literaturas de Mesoamérica. México: SEP Cultura;.Recinos, Adrián. Popol Vuh (Las antiguas historias del Quiché)(1978). Costa Rica: Editorial Universitaria Centroamericana.
Además de una autora como Saravia, Albertina (1981). Popol Vuh (antiguas historias de los indios quichés de Guatemala). México: Porrúa, Col. Sepan Cuantos # 36, y por último a.Trejo Silva, Marcia (2009). Fantasmario mexicano. México: Trillas. ISBN 978-607-17-0069-8. y su Guía de seres fantásticos del México Prehispánico. México: Vila. ISBN 968-5414-24-6.
El Popol Vuh pertenece al género narrativo cuyo tema o eje es la creación del mundo, ambientado en el reino K’iche’ de Q’umarkaj, en una traducción al castellano titulada El Libro del Consejo, clasificado en siglos XVIII como manuscrito eclesiástico encontrado en la población de Santo Tomás Chichicastenango (Chuilá), perteneciente a la entonces Capitanía General de Guatemala, publicado entre 1701 y 1703
B’alam Ki’tze’, B’alam Aq’ab’, Majuk’utaj, Ik’i B’alam sopn los primeros seres míticos creados que partieron de Tula, donde, como se apuntó anteriormente, les fueron entregadas sus deidades respectivas.
A excepción de Ik’i B’alam, son los abuelos de las tres grandes divisiones, o amaq’, de los K’iche’: Kaweq, Nija’ib’ y Nima K’iche’, aunque en muchas ocasiones es Tojil, la deidad de los Kaweq, el que habla por todos.
Tojil, Awilix, Jaqawitz, Nik’aj Taq’aj es la deidad tutelar que en Tula les fue entregada a B’alam Ki’tze’, a los Ilokab’, Tamub’ y Rab’inaleb’ (con el nombre de Jun Toj). Awilix es la deidad de B’alam Aq’ab’; Jaqawitz la de Majuk’utaj; y Nik’aj Taq’aj la de Ik’i B’alam. Nik’aj Taq’aj.
Al igual que Ik’i B’alam, carecen de protagonismo y desaparecen en la narración posterior. En cuanto a Awilix y Jaqawitz, aunque están presentes a lo largo de la historia, muchas veces no son mencionados, sustituyéndose sus nombres por el de Tojil únicamente.
Son deidades vengativas, que exigen la sangre de los pueblos como tributo, y con ésta se hacen más poderosos y jóvenes, guían la peregrinación de los k’iche’ y los dirigen en sus guerras contra los otros pueblos, imponiendo sus presencias, en especial Ik Balam, el Viento Jaguar que tranquiliza con su susurro o inquieta con su rugido a las almas perdidas antes de ingresar a Xibalbá por el sendero de las tinieblas, ycuya historia nos encargaremos de referir con enorme respeto y veneración infinita.