Por Pablo Cabañas Díaz
Miguel Ángel Granados Chapa (1941-2011), fue un columnista y crítico del acontecer político nacional. Tuve la oportunidad de tratarlo y de compartir su visión sobre la política en México, tanto en la Facultad de Ciencias Políticas como en Radio Universidad. Su trabajo mostró que era posible construir desde la prensa un espacio de crítica al poder económico y político.. En su libro “Vicente García Torres. Monitor de la República”, destacó la actividad de este periodista como impresor y hombre de acción y examinó la política de “El Monitor Republicano” durante la revolución de Ayutla, la discusión de la Carta Magna de 1857, la Reforma, la Intervención y el Imperio. En su obra: “Alfonso Cravioto, un liberal hidalguense”, presentó los antecedentes familiares del autor, su aprendizaje liberal en Pachuca y más tarde en la Ciudad de México, así como su actividad frente a la revista “Savia Moderna” y su participación en el Ateneo de la Juventud. En su libro: “Francisco Martínez de la Vega” seleccionó una muestra de lo que el ensayista escribió en las revistas: “Hoy”, ¡Siempre!, “El Día” y “La Jornada” y puso el acento en la biografía política del periodista, a quien consideraba uno de los escritores políticos más sólidos de México.
Granados Chapa se dio a la tarea de compilar sus textos sobre temas de asuntos políticos y de comunicación en sus libros “Excélsior y otros temas de comunicación,” “Examen de la comunicación en México” y “Comunicación y política”. En el primero desarrolló los antecedentes y los hechos posteriores a la salida del grupo de Julio Scherer de Excélsior. En el segundo planteó los problemas relacionados con la prensa, la radio, la televisión, la publicidad y la historieta; y en el tercero reunió una serie de reflexiones sobre aspectos fundamentales de la comunicación social.
En sus obras: “¿Votar ¿para qué?”, “Manual de elecciones”; “¡Nava sí, Zapata no!”, “333: crónica de una lucha que triunfó” y “Constancia hidalguense”, en donde rescata acontecimientos del pasado mexicano para entender la vida política del siglo XX mexicano. Expresó sus críticas al poder mexicano y a lo que ha deteriorado la vida nacional en los miles de artículos que escribió en sus columnas y en varios de sus libros, donde muestra su memoria prodigiosa, razonada y disciplinada, como en La banca nuestra de cada día. “¡Escuche, Carlos Salinas!” en ese texto donde impugna la carta que el expresidente escribiera, en diciembre de 1995, haciendo una apología de su violento gobierno. “Fox & Co. Biografía no autorizada”, en el que presenta los antecedentes familiares del mandatario, su faceta de empresario y colaborador del que fuera gobernador priísta de Guanajuato, Enrique Velasco Ibarra.
Su libro póstumo, “Buendía. El primer asesinato de la narcopolítica en México”, concluido y con apéndice de Tomás Granados Salinas, su hijo, recoge la entrevista que le hiciera por escrito a Manuel Bartlett Díaz, jefe, en 1984, de quien fuera entonces titular de la Dirección Federal de Seguridad y al que se considera autor intelectual del asesinato de Manuel Buendía: José Antonio Zorrilla Pérez. Se ha reconocido su trayectoria periodística e intelectual en los libros que fungen a la vez de homenaje: “Los periodistas no deben ser socios de los políticos” de Víctor Roura y David Cano, donde se analiza su periodismo de contrapoder; y “Un periodista en contexto” de Humberto Musacchio y “Por la izquierda”. Y “Medio siglo de historias en el periodismo mexicano” un texto narrado por Granados Chapa a Silvia Cherem, en el que se destaca el ejercicio de un periodismo libre y autónomo.
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