CIUDAD DE MÉXICO.- El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) es uno de los mayores logros del México actual en materia de acuerdos comerciales y de inversión, porque permite la convergencia de intereses entre tres países para potenciar y consolidar su competitividad de manera autónoma, pero también como miembros de la región de América del Norte, destacó la senadora Claudia Ruiz Massieu.
Sin embargo, para hablar del T-MEC no sólo es necesario referir los resultados favorables para nuestro país, sino también destacar las áreas de oportunidad donde México todavía no tiene presencia, pero tiene la voluntad y las posibilidades de cambiar esto, pues al resolverlas cumpliría con lo pactado en el tratado y se actualizaría en otros compromisos igual de relevantes.
En la inauguración del foro “Dos años del T-MEC: retos y oportunidades hacia una América del Norte más integrada”, que se llevó a cabo en la Antigua Casona de Xicoténcatl, Ruiz Massieu advirtió que estamos ante un contexto global adverso y en constante cambio.
La pandemia por COVID y la guerra de Rusia contra Ucrania, destacó la senadora, hicieron más marcadas las desigualdades entre las economías, pues la escasez de suministros básicos y el aumento de precios en combustibles y alimentos, cambiaron los flujos de las cadenas de valor y orillaron a los inversionistas a buscar zonas nuevas y menos problemáticas.
Dijo que “el trabajo en política interior y exterior no es excluyente, sino complementario, y a mayor certidumbre entre quienes participan, laboran y producen en nuestro territorio, mayores son las posibilidades de continuar fortaleciendo los compromisos internacionales que México suscribe y de abrir oportunidades a nuevos mercados”.
Señaló que el T-MEC, desde su implementación, ha exigido una actualización permanente en temas como el contenido regional, los derechos laborales, la protección del medio ambiente y el comercio electrónico, entre otros.
“En tiempos recientes, nos pide entenderlo con una visión de Estado, que esté por encima de diferencias en el mundo de las ideas, las coyunturas políticas o las agendas particulares”, declaró.
Ruiz Massieu expuso que durante estos dos días buscarán, en las cinco mesas temáticas de trabajo, identificar áreas de oportunidad de las que México no ha podido sacar provecho, y que resulten necesarias para mantener su vigencia como un socio en la construcción de las mejores condiciones para el desarrollo sustentable de largo aliento.
A su vez, Tatiana Clouthier Carrillo, secretaria de Economía, aseguró que el T-MEC ya tiene estándares muy elevados y una muestra de ello ha sido el tema laboral, porque hemos sido capaces no solamente de poner a México a la altura de las circunstancias previas al acuerdo comercial.
Aseguró que uno de los temas prioritarios del Presidente de la República es mejorar las circunstancias laborales y “emparejar el piso”, en términos democráticos, para los sindicatos. “El T-MEC viene a reforzar esto y reconozco que en unos días más estará la implementación total de la reforma laboral”, adelantó.
Por su parte, Luisa María Alcalde Luján, secretaria de Trabajo y Previsión Social, resaltó que el T-MEC, a diferencia del TLC, tiene un elemento laboral de respeto y derechos laborales que forma parte de sus pilares fundamentales. Esto es crucial y cambia la perspectiva de qué pretendemos con un acuerdo de esta naturaleza.
Explicó que el TLC era un acuerdo exclusivamente comercial, que no contenía mecanismos normativos que permitieran el cumplimiento de los derechos laborales, pero eso hoy ha sucedido en la realidad mexicana, porque es cierto, llegaron inversiones, industrias, pero eso no necesariamente se veía reflejado en el bienestar de los mexicanos, en los salarios, en el respeto a sus derechos, como sucede hoy.
En su oportunidad, Francisco Cervantes Díaz, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, comentó que en sólo un par de décadas, México se convirtió en un exportador de manufacturas de autopartes y productos agrícolas, lo cual ha generado millones de empleos y ha dotado de solidez a la macroeconomía mexicana. “Ninguno de los socios del Tratado podía darse el lujo de prescindir de los otros dos. En este sentido, todos los sectores trabajamos de la mano y emprendimos una estrategia conjunta por un interés común: crear un nuevo tratado comercial que no sólo protegiese a las inversiones y al comercio regional, sino que modernizara el acuerdo para reflejarse en las necesidades actuales”.
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