Pablo Cabañas Díaz.
Los libros sobre los “buenos modales”, la llamada “etiqueta” fueron la llave del éxito para sus autoras. Los altos tirajes que tuvieron los libros sobre esa temática y la fama que ganaban sus autores, se explica por la llegada de migrantes con diversas costumbres y por el aumento de los nuevos ricos. En la segunda mitad del siglo XX, con la expansión de la clase media surgió el interés por encajar en los valores de la alta sociedad. Arthur M. Schlesinger profesor de Harvard, escribió un artículo académico señalando que los libros de etiqueta eran parte del “ proceso de ajuste de la democracia”, un intento de resolver el conflicto entre los derechos “democráticos ideales” y la realidad de clase que vivían las personas.
En este ambiente social se escribió el libro de Amy Vanderbilt (1908-1974); “Complete Book of Etiquette” (“Libro completo de etiqueta”), que es considerado el tratado más importante de los “buenos modales” del siglo XX. Los críticos de la época bien llamaron a este libro un tratado monumental. La señora Vanderbilt tuvo una educación en las instituciones más selectas de Suiza y Francia en las que se formó en las reglas más estrictas de la “etiqueta”. Su libro fue publicado por primera vez en 1952. El volumen tiene 786 páginas y fue actualizado en 1995, revisado y corregido por dos mujeres de la élite de Nueva York : Nancy Tuckerman y Nancy Dunnan. Tuckerman fue la jefa de protocolo en la Casa Blanca en los tiempos de Jacqueline Kennedy. La redactora de la última edición fue la periodista Nancy Dunnan quien puso al día el “Complete Book of Etiquette” a ella se deben las precisiones de una página y media sólo para la etiqueta para viajar en un taxi.
Leer el “Complete Book of Etiquette, en su versión digital da la sensación de que los “buenos modales” en su versión de 1995 eran un tormento, y nadie los cumplía. Las autoras revisoras de la obra de Vanderbilt, no dejaron nada al azar. Nada es simple. Tener “down-to eart” –los pies en la tierra–, como explican en las primeras páginas, es, seguir una a una las reglas del volumen, un hecho serio y carente de la más mínima alegría. Si uno tiene el coraje y la constancia para leer los resumenes de los capítulos, divididos a su vez en innumerables reglas llega a la conclusión que es un “mal educado”. Para Amy Vanderbilt, la etiqueta era más que un conjunto de reglas sociales, era una guía para una vida elegante. La “etiqueta” era para Vanderbilt, poder ver la grandeza y la pequeñez de las personas. Durante años, fue la principal autoridad de los Estados Unidos, en los “buenos modales” en una sociedad cada vez más masificada.
El libro, fue revisado varias veces y vendió millones de copias. Sus consejos abarcan todos los espacios de la conducta social, desde la colocación de una cuchara sopera hasta el divorcio. En el libro se encuentran presentes la mayoría de las reglas de urbanidad, incluso la que existen para subirse a un elevador: antes de entrar hay que asegurarse que ningún rostro que compartirá con nosotros el viaje nos inspire desconfianza. En la página 168, precisa que en la mesa al momento de cenar se sirve primero a la señora que se encuentra a la derecha del dueño de casa, y no al dueño o a la dueña de casa. También pide que no se usen palillos en la mesa, que es un signo de mala educación, o beber una copa de vino o de agua cuando se come la sopa. El libro en su 50 edición fue titulado como: “Etiquette de Amy Vanderbilt , todavía está en circulación en Amazon. Vanderbilt refuerza la noción de que la gente debe conocer su lugar en la jerarquía social, por ejemplo, indica que hay que evitar la presentación de “una persona de posición alta a alguien que no le interesa conocer al de más baja jeraquía social”. Menciona que las personas de posición social más baja deben esperar a ser presentadas por una persona en una posición más alta y no al revés, y no pueden dirigirse a las personas de mayor rango por su nombre, a menos de que esté expresamente permitido por la persona de mayor rango social. Del mismo modo, los buenos modales exigen que los huéspedes invitados a una cena estén sentados en función de su posición social. Estas reglas son especialmente pertinentes para quienes buscan un mejor estatus, para las peronas con movilidad ascendente, sobre todo en la clase media alta, que utilizan este conocimiento como palanca para impulsar su carreras a una posición mejor en la sociedad. También juegan un papel importante para los miembros de la élite sobre todo para el “viejos ricos”, que pueden construir un muro de comportamiento, para protegerse de las incursiones de los “nuevos ricos” y de clase media alta. En este siglo XXI, la regla de oro en la “etiqueta” han cambiado de manera notable. Según los expertos, la regla hoy de la “etiqueta”: es el respeto por los demás. Como diría la experta Jennifer Grant: “|Si no te está ayudando, te está haciendo daño.Aquí pueden verse las nuevas reglas de “etiqueta” de estos años https://jennifergrantinternational.com/.
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