*El ebionismo presidencial predicado una mañana sí y otra también, nada tiene que ver con la oferta hecha por Jesús. Los evangélicos se engañan y engañan, además de propiciar una equívoca toma de decisiones desde el gobierno. Suponer que César Yáñez posee la magia verbal y el intelecto para convencer y vencer en la dialéctica de la lucha por el poder, es algo más que un error
Gregorio Ortega Molina
¿A cuántos templos como el dedicado a la virgen de Guadalupe equivale el salón de la Tesorería? ¿A cuántos púlpitos sustituye el micrófono del poder presidencial? ¿Cuántos acarreos necesita la 4T para sumar el número de feligreses católicos practicantes, pero no “mochos”?
El agravio fue respondido claramente, con precisión, con esa verdad que a todos nos atañe: “Los asesinatos y desapariciones que diariamente se cometen en el país son un llamado de Dios a unirnos para pedir por la paz. La sangre derramada de estos hermanos y hermanas es la sangre de Jesús que cae a la tierra para hacerla fértil y emprender un camino por la paz”.
Hasta el momento el engreimiento del poder mantiene a los responsables de la convivencia social, ciegos, sordos y mudos. La voz de las mañaneras continúa en su convocatoria a la confrontación entre hermanos, y nada ofrece a cambio de la obsecuencia de sus leales y sus adeptos e incluso adictos. La mentira que predica la solución a todos los problemas a través de la dádiva, se transforma en una adicción. Los que tienen hambre son capaces de comprar cualquier cuento que les fresca la redención en la tierra.
El ebionismo presidencial predicado una mañana sí y otra también, nada tiene que ver con la oferta hecha por Jesús. Los evangélicos se engañan y engañan, además de propiciar una equívoca toma de decisiones desde el gobierno. Suponer que César Yáñez posee la magia verbal y el intelecto para convencer y vencer en la dialéctica de la lucha por el poder, es algo más que un error. Equivale a asegurar un frente adicional, una confrontación innecesaria, en la que con certeza fallecerán más sacerdotes.
Para comprender el tamaño de la estupidez reiteradamente verbalizada desde la tribuna pública, sugiero la lectura -no creo que en ellos quepa la relectura- de Vida de Jesús, donde Ernest Renan expone con la claridad suficiente para legos y entendidos, lo que es la doctrina social del cristianismo. Además de primero los pobres, que son capaces de hacer por ellos mismos esos “miserables” de la tierra, para asegurarse una vida mejor, esa que se necesita para fortalecer la fe.
La Iglesia tiene dos mil años. La Compañía de Jesús prácticamente 500. ¿Cuántos el argumento y el proyecto de la 4T? No veo a César Yánez cumpliendo con su encomienda.
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