Pablo Cabañas Díaz
El Códice Tonalámatl- Aubin, es un manuscrito de 1576, que relata la historia del pueblo mexica narrando su migración de Aztlán en el siglo XII hasta la conquista española en el siglo XVI. A lo largo de sus 81 folios o páginas, el Códice anota los viajes de la gente azteca, incluyendo la migración, la fundación de Tenochtitlán, los ciclos agrícolas, el linaje de los reyes, los eclipses, la llegada de los españoles, y otros eventos importantes en la historia de los mexicas. Es un documento extraño y valioso entre los libros mexicanos por tratarse de un códice de contenido adivinatorio. Quizás fue propiedad de algún sacerdote que dirigía las vidas consultando aquellas casillas en las que aparecen las imágenes de los dioses acompañadas de las fechas del calendario.
El códice pasó por varios dueños antes de que el americanista Alexis Aubin se lo comprara a quien fuera su propietario desde principios de 1800, Frédéric de Waldeck, por la suma de 2000 francos, el 24 de octubre de 1841. En 1889, Eugène Goupil, de origen mexicano y francés, adquirió la gran colección de manuscritos mesoamericanos de Aubin, incluida esta obra, y su viuda la donó a la Biblioteca Nacional de Francia en 1898. Este códice fue robado; en la actualidad, se encuentra en México.
En junio de 1982 el abogado José Luis Castañeda del Valle se presentó en la Biblioteca Nacional de Francia (BNF) y solicitó ver una serie de códices mayas. Ante la reticencia de la responsable de la sección, expuso que era mexicano, que estaba en su derecho, y ofreció su credencial de elector. Una vez frente a los códices tomó el Tonalámatl Aubin, lo guardó debajo de su saco y se lo llevó consigo hasta su residencia en Cancún.
Castañeda del Valle “intentó vender el códice en Nueva York, pero como la Interpol había emitido una denuncia no pudo hacerlo. De vuelta en Cancún esa corporación lo encontró en agosto de ese mismo año, Castañeda entregó el libro sagrado a la entonces Procuraduría General de la República y se dispuso que quedaría resguardado en la bóveda de seguridad del Museo Nacional de Antropología e Historia”.
La polémica tuvo consecuencias: en México se estableció que el códice era parte de nuestro pasado histórico y por lo tanto debería permanecer en el país y no regresar a Francia, para Francia era un robo. Se llegó a un acuerdo final hasta 1991, en el que se asentó que el códice seguiría siendo propiedad de Francia, pero en calidad de préstamo a México, renovándose cada tres años, a condición de que el documento se preservara óptimamente e investigadores tuvieran acceso al Códice. México como Nación podían validar un acto que, de acuerdo con los términos del derecho internacional en tratados suscritos por nuestro país, constituía un delito calificado. Según el historiador y entonces director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Gastón García Cantú (1917-2004) : “el Códice debería de estar en México por ser producto del esfuerzo intelectual y de la inventiva de los antiguos mexicatl”. De acuerdo con el escritor Fernando del Paso(1935-2018), quien en su calidad de consejero cultural de la Embajada de México en Francia fue el responsable de elaborar un informe: Castañeda del Valle realizó un robo a la Biblioteca Nacional de Francia aunque aceptó éste fue llevado por Aubin de forma ilegal a Francia en 1840.
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