Miguel Tirado Rasso
mitirasso@yahoo.com.mx
La participación de partidos efímeros
no ha aportado nada a nuestra democracia
y sí, en cambio, ha resultado
una onerosa experiencia.
La incorporación de nuevos partidos políticos en el escenario político electoral de nuestro país, no ha servido para mejorar nuestro sistema democrático. El pluripartidismo como fórmula para lograr una mayor y mejor representación política, ha dejado mucho que desear. Los partidos han decepcionado porque no cumplen con su objetivo fundamental que es el de representar y defender los intereses de quienes les han otorgado su confianza y sus votos y, en cambio, estos se muestran más preocupados por atender otras causas, otros intereses que no corresponden a los de sus representados ni cumplen con las promesas y ofrecimientos de campaña. En resumen, más partidos no es sinónimo de mejor democracia.
En materia de apertura a nuevos partidos, nuestra legislación ha sido generosa en exceso, al grado que, en algún momento, la creación de nuevas organizaciones políticas fue vista como un atractivo negocio, merced a las prerrogativas que les cotorga la ley. Ajustes a las normas, con controles y una supervisión más estricta, por parte de la autoridad electoral, se ha aplicado para tratar de evitar los abusos y sancionar a quiénes tienen otras pretensiones que no son, precisamente, las de fortalecer nuestra democracia. Buen intento, pero insuficiente.
En los 8 procesos electorales federales celebrados durante el milenio, el promedio de partidos políticos participantes ha sido de 8, con un máximo de 11, (comicios de 2000 y 2003) y mínimo de 7, (elecciones de 2009 y 2012). Seis han sido los partidos constantes desde las elecciones de 2000 (PAN, PRI, PRD, Convergencia, PVEM y PT). A partir de 2015 se sumó Morena que, por sus circunstancias y características particulares, llegó con posibilidades de permanencia. Otros partidos han surgido y desaparecido, sin pena ni gloria. La mayoría no sobrevivieron, más allá de su primera presentación. Según Integralia Consultores, el promedio de vida de estos partidos es de 14 meses.
En los comicios federales de 2015, tres partidos hicieron su debut, Morena, Partido Encuentro Social (PES) y Partido Humanista. Los tres habían obtenido su registro como partidos nacionales en 2014. Los dos primeros, superaron la barrera del 3 por ciento, no así el Humanista que fracasó en su primera incursión electoral y perdió su registro. En las elecciones de 2018, dos partidos habrían de perder su registro. El PES, en su segunda participación electoral y el PANAL cuyo registro era de 2005.
En los comicios más recientes, los de 2021, tres partidos intentaron enriquecer la competencia electoral, Redes Sociales Progresistas (RSP), Encuentro Solidario (PES) y Fuerza por México (FxM). Ninguno de ellos alcanzó el piso de los votos requerido, por lo que la autoridad electoral les canceló su registro. La lista de partidos quedó, una vez más, reducida a los 6 competidores tradicionales y uno más que, como partido en el poder, domina el escenario político.
La participación de partidos efímeros, no ha aportado nada a nuestra democracia y sí, en cambio, ha resultado una onerosa experiencia. Los tres partidos (RSP, PES y FxM) que perdieron su registro tras su fracaso electoral en 2021, le costaron al erario cerca de 500 millones de pesos. Un generoso financiamiento para una corta vida electoral de escasos diez meses.
Por cierto, una de estas organizaciones, el partido FxM, según publica un diario de circulación nacional, se encuentra bajo investigación de la autoridad electoral por el manejo poco claro de los recursos públicos recibidos por concepto de las prerrogativas a que tenía derecho. En 2021, esta organización recibió más de 140 millones de pesos para campañas, gasto ordinario y actividades específicas.
Según el reportaje periodístico, durante el primer semestre del año de las elecciones, la dirigencia del partido ejerció pocos recursos, pero después de los malos resultados obtenidos en la elección, aceleraron el gasto para agotar sus chequeras. Se habla de irregularidades en la aplicación de recursos, de pagos a empresas fantasma, giros sospechosos y proveedores con actividad incierta, además de entrega de apoyos a candidatos a diputados que niegan haberlos recibido.
Los dirigentes de FxM tendrán que rendir cuentas y justificar los gastos erogados, además de devolver, a la autoridad electoral, parte de los recursos que ya no les correspondían al perder su registro como partido nacional. En buen lío se encuentra el ex priista y líder sindical Pedro Haces, socio fundador de este partido.
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mayo 19, 2022
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TEMAS CENTRALES: Nacidos para perder
Por Vocero
Miguel Tirado Rasso mitirasso@yahoo.com.mx La participación de partidos efímeros no ha aportado nada a nuestra democracia y sí, en cambio, ha resultado una onerosa experiencia. La incorporación de nuevos partidos políticos en el escenario político electoral de nuestro país, no ha servido para mejorar nuestro sistema democrático. El pluripartidismo como fórmula para lograr una mayor... Más [+]...