Desde 1975 Rosario Ibarra vivía un calvario que -aseguraba- terminaría cuando Jesús, el hijo secuestrado, torturado y desaparecido, regresara a casa
Por Bárbara Heredia
CIUDAD DE MÉXICO.- La activista mexicana y luchadora social Rosario Ibarra de Piedra falleció a los 95 años de edad, pionera en la defensa de los derechos humanos y fundadora de la organización social Eureka, dedicada a la búsqueda de personas desaparecidas, desde donde mantenía la esperanza de encontrar a su hijo Jesús Ibarra, a quien nunca encontró a partir de que fue detenido por autoridades gubernamentales en 1975.
El presidente Andrés Manuel López Obrador lamentó el fallecimiento de Rosario Ibarra al compartir un mensaje en Twitter: “Murió doña Rosario Ibarra de Piedra, quien nos recordará siempre el más profundo amor a los hijos y la solidaridad con quienes sufren por la desaparición de sus seres queridos. Ese era su verdadero partido aun cuando admiraba a Giordano Bruno. A nosotros nos apoyó en todo momento y nunca olvidaré que mi madre votó por ella para presidenta de la República. Abrazo a sus hijos y a sus muchísimos seguidores y amigos».
En tanto, el presidente de la Junta de Coordinación Política en el Senado de la República, Ricardo Monreal Ávila envió sus condolencias por el sensible fallecimiento, esta mañana en Monterrey, de la señora Rosario Ibarra de Piedra.
Lamento profundamente la partida de doña Rosario Ibarra de Piedra. Combatimos en la lucha política para el cambio de régimen. Mujer de ideales, íntegra e intachable. Que descanse en paz. Mi solidaridad con sus familiares y amistades.
En su larga trayectoria como legislador, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado de la República, el senador Monreal Ávila coincidió con Rosario Ibarra de Piedra, estuvo en el Senado de la República, en la vieja casona de Xicoténcatl, amén de otras luchas en favor de la cuestión social.
Doña Rosario Ibarra de Piedra fue una incansable luchadora social, a partir del momento en los años de la llamada “guerra sucia” en que su hijo fue desaparecido por las fuerzas policiacas del estado mexicano; fundó el Comité ¡Eureka!, luchó en contra del sistema y en favor de la liberación de los presos políticos.
Rosario Ibarra de Piedra fue candidata a la Presidencia de la República, luchó al lado de Lázaro Cárdenas Solórzano, e incluso defendió su triunfo en las urnas en aquel 1988 en que nació el Frente Democrático Nacional. En la actualidad, su hija, luchadora social como ella misma, Rosario Piedra Ibarra, es presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos,
Entrañables amigas, la también senadora Ifigenia Martínez subió su mensaje de dolor a su cuenta personal de Twitter: “Me entero con tristeza del fallecimiento de mi entrañable amiga e incansable activista y luchadora social, Rosario Ibarra de Piedra, pionera en la defensa por los derechos humanos, la paz y democracia en México. Abrazo con afecto a sus hijas, familiares y amigos. Descanse en paz”,
En tanto, la senadora del Congreso de la Unión de México, Ifigenia Martínez, expresó: “Me entero con tristeza del fallecimiento de mi entrañable amiga e incansable activista y luchadora social, Rosario Ibarra de Piedra, pionera en la defensa por los derechos humanos, la paz y democracia en México. Abrazo con afecto a sus hijas, familiares y amigos. Descanse en paz”
¿Quién era Rosario Ibarra de Piedra? Rosario Ibarra se destacó principalmente por ser la fundadora del Comité ¡Eureka!, además de haber pertenecido al partido político ‘Partido del Trabajo’ como senadora. Su activismo en favor de personas desaparecidas, inició cuando su hijo Jesús Piedra desapareció en 1975, después de ser acusado un año antes por pertenecer al grupo comunista la Liga Comunista 23 de Septiembre. Cabe señalar que las investigaciones realizadas, indican que Jesús Piedra habría sido una de las tantas víctimas de desaparición forzadas en la década de los 70.
EL CALVARIO DE ROSARIO IBARRA
En marzo de 2004, el periodista Antonio Trejo, del diario Reforma, entrevistó en su pequeño departamento de La Condesa a la activista Rosario Ibarra de Piedra; casi no tenía espacio libre, decenas de fotografías, carteles y pancartas -compendio de su historia personal durante los últimos 29 años- documentaban sus esfuerzos por presentar con vida a los 532 desaparecidos durante la guerra sucia en México.
Con los años, las fotografías habían adquirido una tonalidad sepia: una sonriente Rosario Ibarra con Edward Kennedy, con Fidel Castro, con Cuauhtémoc Cárdenas, con Manuel Clouthier, con el subcomandante Marcos, con las Madres de la Plaza de Mayo…
En ese mosaico de cuadros, el personaje principal era el hijo de doña Rosario, Jesús Piedra Ibarra, quien estudiaba medicina en la Universidad Autónoma de Nuevo León cuando fue secuestrado por agentes de la Policía Judicial la noche del 18 de abril de 1975.
Desde entonces Rosario Ibarra vivía un calvario que -aseguraba- terminará cuando Jesús, el hijo secuestrado, torturado y desaparecido, regrese a casa.
«A mí no me interesa el castigo para los culpables, eso es de oficio, ésa es una obligación que tiene el gobierno de hacer justicia, aquí queremos de regreso a nuestros hijos y esposos, los queremos vivos y sanos».
Las partes más altas de su sala-biblioteca estaban decoradas por una veintena de cruces artesanales. «Colecciono cruces por el significado que tienen de dolor y tortura», explica.
¿Quién fue Rosario Ibarra? Es la niña que aprendió a leer a los cuatro años, la alumna casada con su profesor de preparatoria en un matrimonio que duró medio siglo, la madre de cuatro hijos, ama de casa provinciana convertida en activista de tiempo completo y en candidata presidencial de izquierda y, además, poseedora de una memoria excepcional.
«No olvido a ninguno de los desaparecidos, todos están aquí», dijo en esa entrevista mientras se lleva la mano a la cabeza. Y es que sin esfuerzo alguno puede hablar de desaparecidos y represores, de víctimas y torturadores con nombres y apellidos.
«Ojalá que nunca me dé Alzheimer, no quiero olvidar, nadie debe olvidar», con mirada triste.
Llanto disciplinado
«Rosario Ibarra de Piedra representa el coraje, la determinación de no olvidar, la condición infatigable y la continuidad de la vida de su hijo a través de la denuncia. Desde hace mucho que la desaparición de Jesús Piedra Ibarra es un caso emblemático y lo es por la insistencia de su madre, que es un fenómeno de la sociedad civil», dijo en su momento el escritor Carlos Monsiváis, quien también fue entrevistado por el periodista Antonio Trejo.
Menuda y frágil, Ibarra de Piedra ha encarado con firmeza y energía a seis presidentes -de Luis Echeverría a Vicente Fox- con la misma demanda: «Señor Presidente, le exijo ver con vida a mi hijo». Durante seis sexenios aprendió a reprimir las lágrimas y a mostrar su sonrisa para conseguir un minuto de atención y no despertar hostilidades entre los elementos del Estado Mayor Presidencial.
«Nunca lloré delante de ningún Presidente, ni de procuradores, ni de secretarios de Gobernación, ¡de ninguno! Discipliné mi llanto de madre», explica.
Las arrugas que surcaban el rostro de Rosario Ibarra se acentuaban con la carcajada que soltaba al recordar sus triunfos. «Uno no puede dejarse llevar por la tristeza o la depresión; no hay derecho a enfermar porque son días que se le restan a la lucha.
VCR/BH