Pablo Cabañas Díaz.
Era 1966 y a las 11 de la noche, en el Canal 2 XHTV de Telesistema Mexicano, se trasmitía la hora del popular conductor de televisión, Paco Malgesto (1914-1978). De ese programa todavía queda en el recuerdo cuando su invitada Eva Norvid (1944-2006), una mujer de origen noruego expresó que “en México las mujeres no sabían de la existencia de la píldora anticonceptiva, y que en cualquier farmacia podían ir a comprarla”. También habló del amor libre y comentó que “su ginecólogo le contó que ganaba más dinero en México reconstruyendo hímenes falsos que en los trabajos de parto”.
Norvid y Malgesto fueron llamados a comparecer ante Carlos Gálvez Betancourt, entonces oficial mayor de Gobernación, Eva recibió la advertencia de esconderse, tenían órdenes de sacarla del país en 24 horas. “Me escondí. Tuve mucho apoyo de la prensa extranjera (…) Me quedé, pero me prohibieron la televisión por un año y todo tipo de trabajo por varios meses. Se inventaban muchas cosas, se decía que había bailado desnuda en la Catedral, que distribuía droga en la calle, inventaban cualquier cosa porque muchas personas ya tenían esa imagen de mí, de oveja negra” comentó la actriz en una entrevista al periódico “La Jornada” en 2003.
Eva había alcanzado el éxito en poco tiempo antes de asistir al programa de Malgesto, pero expresó realidades que escandalizaron a la sociedad y a la élite política mexicana de la época. Afirmaciones tales como que la mujer podía ser capaz de excitar al hombre con el solo hecho de comer fruta, Malgesto en son de broma, preguntó a qué frutas se refería, la modelo respondió con naturalidad, a la manzana o al plátano. La risa se escuchó en el estudio de televisión y la indignación llegó hasta las oficinas del Secretario de Gobernación que era Luis Echeverría Álvarez.
La joven noruega puso en duda los cimientos del orden vigente al cuestionar a la propia televisión señalando que debería de proyectar educación para la mujer en vez de “programas idiotas”. Pero, lo que causó mayor molestia fue cuando expresó que las mexicanas eran “sufridas y abnegadas”, y que el crecimiento acelerado de la población era un problema al que se debía enfrentar con el control de la natalidad. Estas palabras encendieron los focos de alarma en el gobierno y una molestia de gran parte de la audiencia que llamó a la televisora para protestar.
Para el gobierno su polémica entrevista había ocasionado un atentado contra los principios de la familia, uso del lenguaje, así como la comisión de “actos censurables”, como hablar de sexo y d la familia mexicana. Gobernación hizo saber a la guapa actriz, que los extranjeros, estaban obligados a respetar las formas de vida y leyes de los mexicanos.
Desde la Dirección General de Información y Asuntos Jurídicos de la Secretaría de Gobernación, se envió una carta a Emilio Azcárraga Vidaurreta, concesionario del Canal 2, en el que se le dijo que, con ese programa de televisión, se había logrado mancillar la intimidad de los hogares contraviniendo el decoro y respeto que merecían nuestras mujeres e hijos.
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