*Estamos en los escarceos de poder de la conformación de un nuevo escenario mundial, y no veo en Occidente una lideresa o un líder capaz de hacer frente, con estrategia y diálogo, a un Vladimir Putin fuera de sí mismo y desorbitado por su ansia de trascender a la historia
Gregorio Ortega Molina
Con Adolfo Hitler la diplomacia (que es el arte de la simulación y el engaño con verdades a medias) funcionó, pudieron atestiguarlo Édouard Daladier, Arthur Neville Chamberlain, y la firma del Pacto Ribbentrop-Molotov. Con Vladimir Putin fuera máscaras, al grito de voy por lo que es mío, invadió Ucrania.
En esta etapa inicial del reordenamiento económico y político del mundo, y en el umbral del cambio de civilización, lo único que fue tomado en cuenta es la fuerza y la decisión. Con la actitud del pandillero de barrio, el líder ruso primero invadió y después de que Volodímir Zelenski y sus gobernados midieran el agua a los camotes, Putin se dio el lujo de ser él quien convocara a conversaciones de paz. Primero te humillo, después te concedo la oportunidad de conversar conmigo, para que te enteres de las condiciones que te impondré.
¿Cómo se gobernará ahora el mundo? ¿Estamos ante una guerra económica en la que la amenaza nuclear y la barbarie se impondrán sobre el poder del dinero y la razón? ¿Son suficientes las sanciones en contra de Rusia? ¿Están en salvaguarda Suecia y Finlandia?
Estamos en los escarceos de poder de la conformación de un nuevo escenario mundial, y no veo en Occidente una lideresa o un líder capaz de hacer frente, con estrategia y diálogo, a un Vladimir Putin fuera de sí mismo y desorbitado por su ansia de trascender a la historia.
Me pregunto si alguno de los que hoy quieren dar la cara, tuvo el tino de buscar a Angela Merkel, cuya inteligencia y decisión permitió que Occidente contuviera los arrebatos de poder de Putin, para que contribuyera con ellos en el diseño de una estrategia que fuese eficaz y condujera más allá del estrangulamiento económico, porque la astringencia de recursos puede encontrar salida de mil diferentes maneras. Como lo constataremos pronto, Ucrania terminará por pagar los costos de una guerra que no buscó, de una humillación impuesta. Es la ley del más fuerte.
En cuanto a una supuesta o previsible alianza entre China y Rusia, puede sostenerse que no hablan ni el mismo idioma ni idéntico lenguaje en cuanto al futuro suyo y del mundo se refiere. Cada cual se ve en el primer sitial.
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