Pablo Cabañas Díaz.
Luis Mario Cayetano Spota Saavedra Ruotti Castañares (1925-1985), desde muy joven empezó a escribir cuentos, uno de los cuales le fue publicado en El Universal Gráfico. Se inició como fotógrafo y aprendiz de periodista en la revista Hoy. Su primer trabajo periodístico fue una entrevista al piloto de aviación mexicano Francisco Sarabia, en 1939. Más tarde, fue reportero y fotógrafo de sus propios trabajos en la revista Así (1941-1942), de la que fue asistente de director. En esos años redactó sinopsis de las películas que se encontraban en cartelera para Novelas de la Pantalla. Toda esta experiencia preliminar le valió el reconocimiento para colaborar en el diario Excelsior (1942-1947); en esos años le fue encomendada la dirección de Últimas Noticias. Fue enviado a la gira del entonces candidato Miguel Alemán (desde entonces establecería relaciones cordiales con la mayoría de los presidentes mexicanos en turno) y, durante su gestión, fue nombrado jefe de Divulgación Cultural de la Secretaría de Educación Pública (SEP) (1946-1947). Como jefe de redacción de la revista Mañana, publicó en 1948 un reportaje en que corría el velo de la misteriosa identidad del escritor B. Traven.
Fue jefe de Espectáculos del Departamento del Distrito Federal (DDF) entre 1949 y1959, años en los que se dedicó al cine como argumentista de cerca de treinta historias y director. En 1959 el presidente Adolfo López Mateos nombró a Spota presidente de la Comisión de Box, cargo que aprovechó para lanzar una campaña de alfabetización y mejorar el nivel de vida de los boxeadores. Se incorporó a la planta de colaboradores del diario Novedades con su columna diaria sobre cine, “24 Horas” (1950-1961). Durante ese tiempo fue comentarista de la estación de radio XEW (1948-1961) y conductor de televisión en el programa “Metrópoli”, que abordaba diversos temas y en los que colaboraban, entre otros, Abel Quezada y Tomás Perrín (1958-1961). Este programa cobró notoriedad por ser el primero en entrevistar al entonces guerrillero Fidel Castro. A lado de Rafael Solana dirigió otro programa televisivo, “Tribunal Cinematográfico”. Por transmitir en 1961 la noticia de la invasión estadounidense a Bahía de Cochinos, en Cuba, el autor fue cesado de todos los medios de comunicación. A partir de entonces se dedicó al comercio de exportación de telas, que le dio más tiempo para escribir sus novelas. Fungió como jefe de Relaciones Públicas en el Consejo Nacional de Turismo (1961-1965) y entre 1964 a 1968, como presidente de la recién creada Sociedad de Escritores Cinematográficos de Radio y Televisión que después sería la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM); en el primer año logró que se reconociera el derecho de autor. En 1965 regresó al periodismo en un nuevo diario capitalino El Heraldo de México, en el que fue director del suplemento cultural dominical y colaborador con su columna “Picaporte”. Fundó y dirigió la revista Espejo, 1967-1969.
Tras un tiempo de estar alejado de su trabajo en televisión, reapareció como conductor de “Grandes Series de Golf”, en el Canal 8; del programa de entrevistas “Cada Noche lo Inesperado”, en Televisa (1973-1974), y del programa de reportajes “Fuera de Serie” y “Diálogo Abierto”, en colaboración con Gutierre Tibón; “La Hora 25” y “De todo y de nada”, en el Canal 13. Perteneció en su juventud, por un corto tiempo, al Partido Comunista Mexicano (PCM), a instancias de su entonces amigo José Revueltas. Fue autor de veinticinco novelas, cuatro obras de teatro, un libro de cuentos, dos biografías y un libro de crónicas y reportajes sobre el viaje del presidente Luis Echeverría a países de Europa y Asia, publicado en 1973, así como de casi 60 argumentos para el cine; uno de los más notables fue su documental sobre la Revolución Mexicana que tiene como referencia la obra muralista de tema revolucionario, que él mismo escribió, editó y dirigió en 1956 pero que nunca fue exhibido en México. A mi parecer su mejor novela es: Casi el paraíso, novela situada en los años cincuenta sobre un hombre que llega a la Ciudad de México; simulando ser un príncipe italiano el personaje, aceptado de inmediato por la alta sociedad mexicana compuesta en general de nuevos ricos. Esta pieza sirve al autor para realizar una gran sátira sobre la alta sociedad que, deslumbrada por la “nobleza” de un extranjero, busca emparentar. Spota traza los prototipos de los hombres que ostentan el poder económico y el poder político. Su novela póstuma Días de poder, retrata la vida íntima de un presidente, a la vez que el autor indaga sobre las nefastas influencias que la familia o los amigos pueden ejercer sobre las decisiones de gobernar. Poco antes de morir, Spota se encontraba escribiendo una novela sobre el exilio español, la cual dejó inconclusa y que se llamaría “Los que volvieron”.
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