CIUDAD DE MÉXICO.- SURA Asset Management México se une a la celebración del Día Mundial de la Educación Ambiental, reafirmando a través de nuestra colección de arte, la importancia que tiene nuestro patrimonio natural y su evolución en el tiempo, así como el compromiso por preservarlo.
El 26 de enero se celebra en todo el mundo el Día Mundial de la Educación Ambiental, una celebración que surge en 1972 a partir de la Conferencia de las Naciones Unidas en Estocolmo, Suecia. Esta conferencia significó el inicio oficial de la protección al medio ambiente, al ser el primer evento internacional que abordó las problemáticas en torno a la degradación del medio ambiente como consecuencia de las acciones humanas.
El principal objetivo de esta celebración es generar conciencia sobre la importancia que tiene la educación de la sociedad en estos temas, para luchar contra problemas de gran envergadura como el cambio climático. Uno de los principios más destacados de esta conferencia fue lo indispensable de la labor educativa en cuestiones ambientales; la educación en cualquier ámbito es el inicio de los grandes cambios.
El arte es sin duda una herramienta de enseñanza constante que nos permite en muchas ocasiones entender nuestro entorno en el presente, echando la mirada hacia el pasado con ayuda de las obras de arte, además de adentrarnos en el imaginario de cada uno de los artistas que plasmaron escenarios históricos, sociales y naturales.
En SURA tenemos el privilegio de resguardar una colección de pintura de paisaje que nos muestra, a través de la mirada de pintores decimonónicos y vanguardistas, el enorme patrimonio natural de nuestro país y su evolución en el tiempo. Espacios que ahora son apenas visibles entre edificios y distribuidores viales, se muestran en estas pinturas en toda su majestuosidad original y nos dan oportunidad de reflexionar en torno a la manera en la que habitamos y preservamos estos espacios naturales.
La Ciudad de México es un ejemplo claro de un entorno natural que se ha modificado profundamente con el paso del tiempo y de las sociedades que la han ido construyendo hasta la actualidad. El arte ha sido una herramienta fundamental para conocer el pasado de esta ciudad y su morfología a lo largo de los siglos.
Muchas de las obras de paisaje de nuestra colección, además de exponer estos espacios antes de la presencia avasalladora de la sociedad moderna, también nos muestran elementos naturales endémicos de nuestro país, como magueyes, acacias o ahuehuetes que hoy en día se fusionan con el entorno urbano o que prácticamente han desaparecido.
La obra Valle de México de Johann Moritz Rugendas pone esto de manifiesto, al mostrarnos una panorámica del Valle de México, en donde los protagonistas son los volcanes que siempre lo enmarcan, y la vegetación. Lo mismo ocurre con la obra de uno de los artistas que con más detalle plasmó los paisajes mexicanos en el siglo XIX: José María Velasco. En su obra Paisaje de Tlalnepantla, observamos, a través de una pincelada casi impresionista en tonos pastel, un espacio completamente ajeno a la presencia humana y a la industrialización que posteriormente invadiría esa zona.
Otra de las obras que más evidencian la diferencia tan radical en el paisaje natural de la Ciudad de México, de hace unas décadas a la actualidad, es Volcanes Muertos de Raymundo Martínez. Probablemente se trate de la Sierra de Santa Catarina, conformada por formaciones volcánicas inactivas entre las alcaldías de Tláhuac e Iztapalapa. La obra de Martínez nos muestra un espacio completamente despoblado que poco tiene que ver con la alta densidad de población que hoy se despliega a las faldas de estos volcanes muertos.
Por otro lado, El Canal de La Viga de Paul Fischer, nos habla de un espacio tradicionalmente comercial, desde la época prehispánica hasta nuestra actualidad. La gran diferencia que observamos en esta obra es el entorno natural predominante de una zona de la ciudad en donde, hasta todavía mediados del siglo XX, las vías de circulación eran canales. Al igual que en las obras anteriormente mencionadas, el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl, enmarcan en un segundo plano estas escenas y espacios, dando cuenta de su importancia en el espacio natural que es el Valle de México y en el imaginario colectivo.
Si bien, muchas de estas formaciones montañosas y especies vegetales perviven y se han convertido en señales identitarias, muchas otras se han perdido o se perderán. Para las personas que hoy habitamos esta ciudad, el entorno natural es muchas veces secundario y únicamente se hace presente en un día despejado y con poca contaminación. Es por esto, que se recalca la importancia de las diversas manifestaciones artísticas y su función educativa para entender el presente a través de nuestro pasado y generar espacios de reflexión en torno a temas de tanta relevancia como la preservación de nuestro medio ambiente.
AM.MX/fm
enero 28, 2022
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El patrimonio natural de México a través del tiempo
Por Vocero
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