Francisco Gómez Maza
Desempleo, Sida y Desapariciones Forzadas
Otro gran reto para la Cuarta Transformación
Tres temas, preocupantemente candentes, llaman nuestra atención al inicio de esta semana, última de noviembre y primera de diciembre del Año 3 del sexenio de la 4T:
1.- El crecimiento de la Población Económicamente Activa (PEA), el de la Población no Económicamente Activa, el empleo, el subempleo y el desempleo.
2.- En segundo, llama nuestra atención la situación de quienes están obligados irremediablemente, por ahora, a vivir y convivir con el Sida. La maldición de la deficiencia inmunológica.
3.- Y en tercero, el espantoso drama de mexicanos, cuyos hijos e hijas, familiares cercanos, amigos muy queridos fueron desaparecidos a la fuerza por quién sabe quién. Aparecen muchos, pero ya calcinados en los cementerios clandestinos.
Empecemos por este tercer asunto, dia-bólico tema (el término no tiene que ver, en lo más mínimo, con el mítico Satanás, sino más bien con la perversidad humana, con el odio extremo que calcina las fibras más íntimas del corazón deshumanizado de hombres y mujeres, que dedican sus fuerzas a hacer horribles daños a sus alteridades.
Miembros del Comité de la ONU contra las Desapariciones Forzadas visitaron, por dos semanas, el país para ver qué pasaba con el fenómeno de las desapariciones forzadas y, al concluir su estancia reconocieron que las desapariciones siguen siendo generalizadas y ocurren en la impunidad casi absoluta.
Ciertamente, como lo reconoce el Comité, ha habido avances, como el reconocimiento de la competencia del este órgano de la ONU para examinar quejas individuales y otros avances legislativos e institucionales.
No obstante, lamentaron en constatar que se mantiene una situación generalizada de desapariciones, en gran parte del territorio del Estado, frente a la cual imperan la impunidad y la revictimización. El Comité recibió información preocupante, tanto de autoridades como de víctimas, en torno a la existencia de diversos patrones en la comisión de desapariciones forzadas, en distintas regiones del país, que operan de manera simultánea y evidencian escenarios de connivencia entre agentes estatales y el crimen organizado. A ello se suman las desapariciones forzadas cometidas directamente por agentes del Estado.
El Registro Nacional de Personas Desaparecidas y no Localizadas reconoce, oficialmente, 95 mil 121 personas desaparecidas, de las cuales más de un centenar habrían sido desaparecidas durante las dos semanas de estancia de los miembros del Comité en México.
El informe de las desapariciones forzadas, elaborado por el Comité, es muy amplio. No acabaríamos de abordarlo en una entrega de Análisis a Fondo.
El segundo asunto, el SIDA, es también impactante; menos mediático, pero realmente dramático. Ofrece tanto sufrimiento como las desapariciones. Y el tema viene al caso en ocasión del Día mundial de la lucha contra el VIH/SIDA, agendado para este miércoles primero de diciembre. Las cifras no son tan impactantes como las de las desapariciones. Pero el asunto del SIDA es preocupante para muchos, en cuya actividad profesional, social, pueden ser contagiados.
Al respecto, quisiera imaginar si los sufrientes del SIDA celebrarán las fiestas decembrinas con la alegría de los seres humanos sanos. O si los desaparecidos podrán brindar por la felicidad, en la noche de Navidad o en el Año Nuevo.
Y, por último, los avatares del empleo, del subempleo y del desempleo, que dicen mucho del buen éxito o del fracaso de la economía mexicana. Yo siempre he sostenido que economía que no crea empleos o, peor aún, que expulsa trabajadores de su nómina, es una economía fracasada, fallida.
Los números no mienten.
El INEGI dio a conocer, este lunes 29 de noviembre, los principales resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo para octubre pasado:
58.7 millones de personas de 15 y más años integran la Población Económicamente Activa (PEA).
Dicha población es superior en 3.3 millones con relación a la de un año antes.
El complemento, la Población No Económicamente Activa (PNEA) fue de 40 millones de personas, cifra inferior en 901 mil personas a la de octubre de 2020. Se redujo en 1.3 millones.
De la PEA, 56.4 millones de personas (96.1%) estuvieron ocupadas en octubre de 2021, cantidad que aumentó en 3.6 millones de personas en su comparación anual.
A su interior el subuniverso de personas subocupadas, es decir, que declararon tener necesidad y disponibilidad para trabajar más horas, representó 6.2 millones (tasa de 11.1% de la población ocupada) y significó un decremento de 1.6 millones de personas frente a octubre del año pasado.
La población desocupada o desempleada: 2.3 millones de personas. Una tasa de 3.9% de la PEA. En comparación con octubre de 2020, la población desocupada descendió en 288 mil personas y la Tasa de Desocupación (TD) fue menor en 0.8 puntos porcentuales.
La Tasa de Desocupación, en octubre, en comparación con la de septiembre, permaneció sin variación, al ubicarse en 3.9%, y la Tasa de Subocupación cayó 0.8 puntos porcentuales, al situarse en 11.6 por ciento.
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