La impreparación y la insuficiencia han prevalecido en su manejo y eso ha pasado su costo
CIUDAD DE MÉXICO.-Ante el inminente inicio del tercer año de la pandemia, la transmisión continúa y sus consecuencias crecen. Las pérdidas son inmensas. En todos los países la expectativa de vida ha disminuido, dijo Samuel Ponce de León, coordinador de la Comisión para Atención de la Emergencia de Coronavirus de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El también coordinador del Programa Universitario de Investigación en Salud, refirió que en México se enfrenta la pandemia con un sistema de salud pulverizado, de ahí las consecuencias. En el ámbito global, hay más de cinco millones de muertes oficiales.
Ante el inicio del tercer año de epidemia, escucharemos críticas y denostaciones, también reiteraciones indefendibles, en un marco de superficialidad y polarización. Recalcó, que ante un problema de esta magnitud no hay posibilidad de tener buenos resultados. La impreparación y la insuficiencia han pasado su costo.
Por su parte, María Elena Medina-Mora Icaza, directora de la Facultad de Psicología, dijo que las pérdidas humanas han afectado el bienestar de muchas personas: México ocupa un importante lugar en muertes asociadas con la Covid-19 entre la población general y en la mortalidad de médicos y personal de salud que trabaja cuidando a quienes enferman.
La pandemia nos ha legado un número importante de niños que han quedado huérfanos, y en muchas familias ha habido más de una persona que ha perdido la vida.
Las condiciones en que se han dado fallecimientos de personas que arribaron a hospitales caminando con niveles muy bajos de oxigenación han sorprendido a sus familias: tras una muerte rápida, la incapacidad de ver a sus enfermos hospitalizados o fallecidos y la entrega de cenizas han dado lugar a duelos prolongados.
La necesidad de cuidar nuestra salud y permanecer en casa ha dificultado la celebración de los rituales acostumbrados que, sin duda, ayudaban a las personas a superar la pérdida de un ser querido.
El duelo sobrepasará la capacidad de algunas personas para manejarlo y evolucionará a un trastorno de estrés postraumático, depresión, ansiedad, trastornos que crecen alrededor de un 30 por ciento entre los que han experimentado de cerca la crisis, comparado con lo que ocurría antes de la pandemia.
Entre los factores que reducen el riesgo de enfermarse están la presencia de fortaleza, flexibilidad y repertorio de respuestas de afrontamiento positivas en la persona que sobrevive, sus conexiones sociales y redes de apoyo, un contexto menos traumático y estabilidad económica.
Cuando el duelo se prolonga es importante buscar ayuda. La Universidad ofrece apoyo a la comunidad
universitaria https://Misalud.unam.mx/covid19/, http://psiquiatria.facmed.unam.mx/, Facultad De Psicologia UNAM al: 5550250855.
A su vez La viróloga, con maestría y doctorado en Investigación Biomédica, investigadora del Instituto de Biotecnología, Susana López Charretón, reflexionó como en las grandes catástrofes por las que hemos pasado en este país, nunca sabremos el número exacto de personas que han fallecido como consecuencia de esta pandemia.
En buena medida, por las terribles desigualdades que hay en nuestra nación, muy seguramente hay un subregistro, de muchas personas que ni siquiera pudieron llegar a tener atención médica. Es una triste realidad.