Pablo Cabañas Díaz.
Cordelia Urueta Sierra (1908-1995), fue una destacada pintora, su padre fue Jesús Urueta Siqueiros, diplomático y crítico de arte mexicano quien era el dueño de la Revista Moderna. En la casa donde creció fue la sede de la Revista Moderna, por lo que su relación con el mundo gráfico se inició desde niña, especialmente desde las revistas, los libros de la biblioteca familiar y la colección de copias de esculturas europeas. Conoció a Dr. Atl, al que llamaba tío Murillo, y fue el primero en reconocer su talento después de ver algunos de sus retratos.
En 1919, la familia se trasladó a Buenos Aires debido al nuevo puesto diplomático que le fue asignado a su padre, que falleció a los pocos meses de su llegada, cuando Cordelia tenía sólo once años. Por ese motivo, la familia regresó a México donde pasaron un largo duelo y una nueva situación económica. Ambos factores afectaron seriamente la salud de la niña, que empezó a recobrarla un año más tarde tomando clases de dibujo, a menudo haciendo retratos de las personas más cercanas. También aprendió que el arte era su vocación, pero su salud siguió siendo frágil.
En un viaje a Nueva York conoció a la dueña de la galería de arte Delphic Studios y conocida promotora de arte mexicano. Se invitó a Urueta para que participara en una exposición colectiva junto a José Clemente Orozco y Rufino Tamayo. En 1932 ingresó como profesora de arte para la Secretaría de Educación Pública. Allí comenzó a conocer a importantes artistas del momento, entre las que se encontraba María Izquierdo. En 1938, obtuvo un puesto de canciller en la embajada mexicana en París, donde se instaló con su marido, el pintor Gustavo Montoya. Poco antes de que la Segunda Guerra mundial empezara, el personal de embajada de París fue evacuado, Urueta y Montoya fueron transferidos al consulado de Nueva York.
Después de regresar a México comenzó a pintar profesionalmente. Las mujeres tienen un lugar importante en sus pinturas como protagonistas de secretos, amores y visiones místicas. Obtuvo sus mayores logros artísticos a finales de 1950. Formó parte de un amplio círculo intelectual de su país y desde entonces se dedicó a la pintura y a exponer.Su primera exposición fue en el Salón de la Plástica Mexicana en 1950, a la que siguieron muchas otras exposiciones en México, Francia, Jerusalén, Escandinavia, Perú, Honduras, Japón y Nueva York. El Museo de Arte Moderno de México realizó una exposición retrospectiva de su trabajo en 1985. También ganó varias bienales como la Interamericana de Pintura y la VI Bienal de Sao Paulo, Brasil de 1961 y fue una de las artistas mujeres mencionadas en el libro “Cien años de la pintura Mexicana” de 1967.
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