Aletia Molina
Es muy mala noticia para López Obrador y para el gobernador del Banco de México, Alejandro Díaz de León, que la inflación se mantenga alta tanto tiempo: 6 por ciento, el doble de la meta establecida por la propia institución. Ambos están atrapados.
El Presidente no entrega un crecimiento vigoroso del PIB, con lo cual no puede siquiera hablarse de un fenómeno nacional que explique la inflación; y el gobernador está a pocas semanas de dejar el cargo con: una misión incumplida.
Poco pueden hacer ambos para convencer a la ciudadanía de que el fenómeno no es de aquí. En Estados Unidos la inflación anual está en 5.4 por ciento, algo inusual. La razón está en el conjunto de alteraciones vividas por la crisis económica de la pandemia y por el abrupto regreso a la normalidad en todo el planeta, con el PIB estadounidense pronosticado para crecer 5.6 por ciento este año, según Goldman Sachs.
Pero AMLO no se ha sentado con Díaz de León para hablar de la inflación en México, un problema creciente para todos los consumidores. Tristemente, el atributo de la independencia de Banxico causa un efecto adverso para abordar coordinadamente el problema. Cualquier reunión entre ambos podría ser vista y calificada como inadecuada; como una vulneración de la autonomía del instituto central. Sin embargo, esa imposibilidad sólo juega en contra del consumidor, porque el fenómeno inflacionario es único en su tipo en este caso, dado que no está causado por un choque interno, sino por una circunstancia global.
El mundo ya cambió, pero hay quienes defienden que ciertos arreglos institucionales no deben cambiar. Pero, evidentemente, es importante que se respete la independencia de la política monetaria respecto del gobierno en turno. No obstante, no parece existir siquiera la posibilidad de que las autoridades económicas aborden el problema cuando la amenaza se nos viene de frente. Seguramente mucho tendría que aportar Díaz de León a López Obrador para sensibilizarle de lo relevante que sería activar nuevas palancas de crecimiento y/o devolver la confianza a los inversionistas para detonar más actividad económica local.
Pero sencillamente ese diálogo ni existe.
Está roto desde que el Presidente eligió no renovar el mandato a Díaz de León, y desde que los economistas se envolvieron en la bandera de la autonomía de Banxico para absolutamente todo.
Y en esa incomunicación estamos, con una inflación de 6 por ciento y un crecimiento del PIB que que no tiene palabra.
@AletiaMolina
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