Sergio Gómez Montero*
Entonces alguien dijo, describiendo lo que pasó más tarde:
Nadie vino
sólo los muertos llegaron temprano
G. Zaqtan: “Nadie vino”
Alcanzar el poder a través de los procesos electorales de la democracia burguesa obliga, necesariamente, a transitar por fases de transición tortuosas y sinuosas, que nunca se sabe en dónde o en qué van a terminar. Por lo menos, eso es lo que hasta hoy está pasando en México, en donde si bien electoralmente se conquistaron los poderes Ejecutivo y Legislativo, eso, hasta hoy, no ha sido suficiente para lograr que el proyecto político principal que se quiere impulsar —lograr que la polarización en la distribución del ingreso amaine al menos– logre concretarse en un plazo prudente.
Por un lado, la democracia burguesa ha permitido la existencia de una oposición ciega y agresiva, que se encarga de minar continuamente el camino que el poder busca recorrer –el proyecto de la 4T– y que en aras de no violar los principios de la democracia mencionada, supuestamente hay que respetar y dejar que la sobrevivencia de esa oposición retrase o impida el que los objetivos de gobierno se alcancen y los pasos inciertos de éste se agudicen y obliguen a la transición a negociar continuamente lo que son sus objetivos rectores (proceso que los movimientos revolucionarios obviamente no atraviesan). Desde luego, esta oposición no se concentra sólo en los grupos o grupúsculos electorales, sino que también se expresa por medio de los opiniócratas mediáticos, ONGs de naturaleza múltiples y diversa e intelectualidad embozada que nunca dejan de sabotear el quehacer gubernamental.
Asimismo, la estructura republicana de nuestro gobierno, fundada en tres poderes (Legislativo, Ejecutivo y Judicial), dos de los cuales se eligen –los dos primeros– pero el tercero goza de una autonomía que no se explica, si se entiende y se supone que la República democrática implica el consenso, ¿de dónde entonces esa autonomía no sujeta al consenso de nadie? ¿Por qué los miembros de ese Poder no son votados por las mayorías que se supone participan en los procesos electorales? ¿Puede la ley, así, aplicarse a criterio del sujeto, más allá de lo que las mayorías consideran prioritario (los principios de justicia e igualdad)? Realmente fundamental lo anterior a la hora de pensar en lo que es importante reformar. En el corto plazo habría que tomarlo en cuenta, si se quiere gobernar sin los tropiezos que hoy se tienen y que han sido impuestos por un Poder Judicial que, pareciera que por consigna, se opone continuamente a las decisiones que hoy toman indistintamente el Ejecutivo y el Legislativo.
Desde luego, el problema de fondo respecto a los frenos y barreras que tienen los procesos de transición como el que se registra hoy en México es la democracia burguesa que les dio origen, que tiene muchas caras, las que hay que ir descubriendo poco a poco –los pasos inciertos de hoy–, para ver la necesidad de desecharla de manera radical y definitiva.
Hoy, al respecto, recomiendo mucho, entre otras, la lectura del libro de Erik Olin Wright “Cómo ser anticapitalista en el siglo XXI” (Akal 2020), para tener ideas sobre qué hacer con los procesos de transición como el que hoy se atraviesa en México.
*Profesor jubilado de la UPN/Ensenada
gomeboka@yahoo.com.mx
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octubre 29, 2021
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ISEGORÍA: Los pasos inciertos
Por Vocero
Sergio Gómez Montero* Entonces alguien dijo, describiendo lo que pasó más tarde: Nadie vino sólo los muertos llegaron temprano G. Zaqtan: “Nadie vino” Alcanzar el poder a través de los procesos electorales de la democracia burguesa obliga, necesariamente, a transitar por fases de transición tortuosas y sinuosas, que nunca se sabe en dónde o en... Más [+]...