CIUDAD DE MÉXICO.- Tras un siglo de haber descubierto la máscara de Malinaltepec, continúa siendo un enigma para los investigadores; quienes han tratado de discernir a quién pudo pertenecer o cuál es el significado de sus acabados. Por esta razón, proponen los expertos nuevas respuestas a las interrogantes en el coloquio dedicado a la pieza arqueológica; por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
De manera virtual, el evento reunió a diferentes investigadores para retomar el tema de la máscara de Malinaltepec; su contexto y también las polémicas en torno a la autenticidad de la misma y el significado de su decoración.
El investigador del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM, Paul Schmidt Schöenberg, recordó que en 1921 la academia dudó de la autenticidad de esta máscara; que tiene teselas de piedras amazonita, turquesa y concha. Fue descubierta en México, pero el debate se trató de las diferencias teóricas que existían entre los arqueólogos mexicanos.
Por ello, el secretario de educación de aquel entonces, José Vasconcelos, indicó a las autoridades de lo que fue el antiguo Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía; a que formaran una comisión de peritos. Esta integró investigadores como Byron Cummings; Enrique Juan Palacios; Hermann Beyer; Genaro Estrada; Salvador Miranda, entre otros.
“Pese a lo poco usual que eran, y son aún, los registros de piezas azules en la región de Guerrero”. Explicó el investigador del Museo del Templo Mayor (MTM), Emiliano Melgar Tísoc.
En el primer dictamen, en 1922, Paul Schmidt planteó teorías sobre la iconografía de la máscara y Enrique Juan Palacios sugirió una asociación con Quetzalcóatl por la nariguera escalonada; similar a una nariguera que se observa en los glifos del Mausoleo III de Chichén Itzá (donde se representó a esta deidad prehispánica).
Otra de las interpretaciones simbólicas fue la de Hermann Beyer, quien indicó que la máscara debió representar a la diosa Chalchiuhtlicue (compañera de Tláloc, dios de la lluvia y la fertilidad); o también está la propuesta por Sofía Martínez del Campo Lanz: en 2008 coordinó un equipo interdisciplinario que ratificó la autenticidad de la máscara y que la relaciona al símbolo de la frente de esta; como malinalli, el duodécimo día de la cuenta calendárica nahua.
Durante el coloquio de investigadores, Schmidt agregó otra interpretación: la nariguera escalonada de la máscara de Malinaltepec estaría compuesta por el dibujo de un par de serpientes bicéfalas. Dibujadas por las incrustaciones de concha y un par de teselas de piedras azules que podrían asemejar los ojos de los ofidios.
Para esta propuesta, el experto expuso serpientes bicéfalas, como la del Códice Borgia; en el que la diosa Chalchiuhtlicue porta una nariguera formada por dos serpientes encontradas. Por lo tanto, el motivo de serpientes bicéfalas puede rastrearse desde épocas tempranas en sitios como Izapa, en Chiapas o en regiones como la de la tradición Teuchitlán, en Jalisco. Ambos con ocupaciones prehispánicas.
De igual modo, este tipo de representaciones existen en contextos mexicas tardíos, donde los famosos monolitos de las diosas Coatlicue y Coyolxauhqui, lucen serpientes de dos cabezas.
Esta nueva teoría hace coro con la previa asociación de la máscara a una figura femenina, pero Paul Schidt expuso que todavía faltan varios aspectos por conocer sobre el misterioso objeto. A pesar de los 100 años que tiene su descubrimiento.
Se cumplieron cien años del hallazgo de la máscara de Malinaltepec, una de las piezas más emblemáticas –y controvertidas– de la arqueología mexicana. Fue descubierta el 20 de agosto de 1921 por Porfirio Aguirre, ayudante del Departamento de Arqueología dirigido por Manuel Gamio. pic.twitter.com/udZlOPjcdc
— INAHmx (@INAHmx) August 22, 2021
El Museo Nacional de Antropología montó por primera vez una exposición en torno al descubrimiento del arqueólogo Porfirio Aguirre, quien en una expedición descubrió las dos máscaras en Malinaltepec, Guerrero, hace 100 años; es el tema central de esta nueva muestra.
AMX