Por Teresa Gil
Caso único en la historia del arte, William Blake está considerado el iniciador del feminismo. No sé si las feministas estarán de acuerdo, pero su profunda biografía ha enumerado los hechos de su vida, siempre a favor de la igualdad, de la justicia y de los derechos de las mujeres. Lo he vuelto a recordar en estas crónicas porque se trata el tema de la agresión sexual y la justicia y él es uno de los pioneros de esa lucha.
A despecho de la grandeza de su poeta y dramaturgo William Shakespeare, este hombre de siglo y medio después, lo rebasaba en actividades que realizó y que siempre estuvieron vinculadas entre si, su pintura por ejemplo, en la que se señala la influencia de Durero, Miguel Ángel y Rafael.
El a su vez ejerció cierta influencia en las primeras etapas de Picasso y Dalí. Blake fue poeta, pintor, coleccionista, grabador, ilustrador, filósofo, tipógrafo, artista gráfico e impresor. Inglaterra lo celebra. Su lucha más insistente fue para defender la igualdad de las mujeres y generoso pensó que podría ayudar a aquellos que han cometido crímenes por cuestiones sexuales.
Murió en 1827 y no quiso que en su tumba apareciera su nombre. Inglaterra buscó un lugar cercano para levantar una hermosa estatua, de este artista cuya definición se centraba en el hecho de que la imaginación no es un estado. Es la vida misma.
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