Pablo Cabañas Díaz.
Inés Amelia Camelo Arredondo (1928 – 1989), en 1947 ingresó a la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM a la carrera de Letras hispánicas. Durante su estancia convivió con Rubén Bonifaz Nuño, Rosario Castellanos y Jaime Sabines, y entre sus maestros figuraron Carlos Pellicer, Francisco Monterde y Julio Torri. También estudió arte dramático y biblioteconomía.
Trabajó en la Biblioteca Nacional, posteriormente impartió clases en la Escuela de Teatro de Bellas Artes, sustituyendo a Emilio Carballido. Fue colaboradora del Diccionario de Literatura Latinoamericana y del Diccionario de Historia y Biografía Mexicanas.
Arredondo perteneció a la Generación del Medio Siglo, también bautizada como grupo de la Casa del Lago o grupo de la Revista Mexicana de Literatura. Cuyos miembros no sólo desarrollaron una obra creativa y crítica en teatro, cine, pintura, escritura, sino marcaron y dieron cauce a la cultura en México. Un objetivo primordial de estos jóvenes fue dejar de lado los sentimientos nacionalistas y, en el caso los escritores, se alejaron de la literatura indigenista para lanzarse a una expresión literaria más universal.
La maestra Arredondo suprimió su apellido paterno en recuerdo a su abuelo materno, fue merecedora de la beca Farfield Foundation, de Nueva York (1962) y beneficiaria de la beca del Centro Mexicano de Escritores (1961 a 1962
Su labor como crítica literaria y ensayista quedó plasmada en una serie de textos publicados en revistas y suplementos culturales de México. A lo largo de su trayectoria dejó huella como lectora inteligente y promotora cultural. Estos textos se encuentran reunidos bajo el título Ensayos (FCE, 2012), entre los que destacan sus trabajos autobiográficos y el extenso estudio que Arredondo realizó sobre Jorge Cuesta para presentar su maestría: una investigación original y novedosa con la que logró mención honorífica. En la que analiza, por primera vez en México, la poética de uno de los principales exponentes del grupo Los Contemporáneos, de quien Arredondo y su generación eran fieles seguidores.
Según el maestro Lauro Zavala, “El cuento mexicano de las décadas de 1950 a 1960 se caracterizó, en general, por ser una expresión de angustia existencial, desesperación, tedio, soledad y aislamiento introspectivo, y el realismo fue la técnica narrativa dominante”.
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