*No nos angustiemos, son los periodistas quienes mienten, lo desacreditan, desvirtúan sus buenas intenciones, su transparencia, honestidad administrativa para la toma de decisiones, porque él, AMLO, tiene el único proyecto y la recia voluntad para hacernos a todos iguales, salvo a su “clica” y a los más ricos
Gregorio Ortega Molina
Me recuerda tanto la actitud de AMLO al comportamiento de Jorge Carpizo. En esa época se presentó la lista de narco periodistas, hoy el presidente de México presenta la de los periodistas y medios que se comportan como mentirosos contumaces -según él- para atacarlo, disminuir las posibilidades de la 4T, aliarse con la mafia del poder y lavarle el coco a la tonta clase media.
El presidente de México exige a los informadores que prueben sus contundentes afirmaciones, en lo que tiene razón, como también le asiste cuando reclama a Silvano Aureoles que aporte pruebas sobre la narco-elección en Michoacán, lo que es imposible, como el mismo AMLO lo sabe, pues los votos carecen de identificación del emisor, y la coacción política es un asunto cotidiano, tanto desde el poder como desde la delincuencia organizada. En ello les va la vida.
El ejemplo es claro, a Alejandra Barrios la detienen porque ya no fue garante de los sufragios necesarios para que Morena conservara la Ciudad de México, y notoriamente la alcaldía Cuauhtémoc, de donde surge el poder económico que alimenta la caja chica de los operativos políticos y sociales de quienes gobernaron el DF y hoy mangonean en esta Ciudad.
Hace bien el presidente AMLO en reclamar claridad, pero ¿por qué los ciudadanos, representados por los medios, las ONG’S, los integrantes de los congresos estatales y federal, no podemos exigirle transparencia, que nos muestre con peras y manzanas cuáles son sus otros datos, que no establezca el control sobre la información de la L-12, para evitar mayores daños y desvirtuar el combate a la corrupción, que debe iniciar con los de casa y los empresarios aliados, para no llamarlos cómplices?
AMLO sabe a la perfección que cada palabra investida del poder de la institución presidencial, equivale a una bala que destruye honras, virtudes, historias personales y colectivas, la unidad nacional, el deseo de superarse, la necesidad de trabajar para esperar la lanita de los programas sociales.
Es momento de preguntarnos si nuestro presidente se conduce como un cazurro para esconder sus verdaderas intenciones, o lo es, y propietario de esa verdad que le otorga el haberse hecho con la presidencia de la República con tantos votos, en lugar de engrandecer al país lo empequeñece, lo despoja de su proyecto de nación, desvirtúa su propio proyecto de gobierno y olvida el combate a la corrupción para proteger a los suyos, por lo que nunca conoceremos de los contratos iniciales y el proyecto original de la línea dorada, de las correcciones sobre la marcha, de la razón por lo cual decidieron sustituir las ruedas de hule por las de acero.
No nos angustiemos, son los periodistas quienes mienten, lo desacreditan, desvirtúan sus buenas intenciones, su transparencia, honestidad administrativa para la toma de decisiones, porque él, AMLO, tiene el único proyecto y la recia voluntad para hacernos a todos iguales, salvo a su “clica” y a los más ricos.
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